Columna


Precisiones

JORGE RUMIÉ

27 de octubre de 2017 12:00 AM

Hay una universidad sudafricana que tiene la siguiente leyenda en su entrada y que aplica para Cartagena: “Destruir cualquier ciudad no requiere el uso de una bomba atómica o unos misiles de largo alcance… solo se requiere tener un bajo nivel educativo”.

Agradezco al comunicador social Germán Danilo Hernández su última columna del 17/10/17 en el Universal (“Alcances de una propuesta”), en la cual hacía algunas observaciones a mi propuesta de hace unos días, cuando exponía la necesidad de que los gremios de la ciudad pudiesen acompañar a la Alcaldía en el manejo de la Secretaría de Educación Distrital (SED), a propósito de nuestros bajos indicadores de educación pública, de los serios problemas de inestabilidad institucional que tenemos (con 21 alcaldes en 19 años); y de sus graves consecuencias en nuestros niveles de pobreza. Repito, los problemas mencionados anteriormente no son de hoy. Son inconvenientes que venimos arrastrando desde hace años y que por pura omisión colectiva, ya doblegan la dignidad cartagenera. Es decir, ¿reaccionamos?, ¿proponemos? o ¿seguimos mirando para otro lado?

Precisiones: 1. La educación pública no es privatizable, por lo que hablar de “lucro” no aplica. Lo que propongo es fortalecer institucionalmente la SED con una “junta asesora” constituida con 10 de los profesionales más brillantes que tengamos del sector educativo y empresarial (público y privado), para lograr continuidad en sus ejecuciones. De dicha junta consultiva seguramente saldrán propuestas para una distribución más eficiente de los recursos, para impulsar políticas de eficiencia y calidad, y para establecer controles en la administración de un presupuesto (hablamos de unos $450.000 millones anuales) que representan casi el 40% de todo el presupuesto distrital. Por Dios, son 4,5 billones gastados durante 10 años en educación y ¿dónde están los resultados?

2. Cuando Nicolás Curi entregó a los gremios el manejo de la SED, ciertamente Roxana Segovia logró en ese momento el mejor desempeño del país, con el reconocimiento del Ministerio de Educación. Por eso digo: ¿se pueden imaginar los resultados si ella hubiese durado unos 12 años en dicho cargo, acompañada adicionalmente por la junta asesora propuesta? Ese debe ser el criterio: quien funciona se queda y quien no, se va. Así de sencillo. Y no continuar trabajando bajo el esquema histórico - ¡ahí sí privatizador y de lucro!- donde la politiquería se adueña de las dependencias públicas, mientras la ciudad se carcome en su pobreza.


jorgerumie@gmail.com

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