En Florida la factura del predial muestra una serie de cuentas debidamente segregadas y que corresponden a los servicios que la comunidad debe mantener. Así le dicen al contribuyente para dónde va su dinero y cómo lo van a usar: es una manera de hacerse responsable y de demostrar voluntad de transparencia. Y los resultados se ven. Todos contribuyen, las administraciones ejecutan y todos ganan.
En los barrios peninsulares de Cartagena, no se ha tocado una calle en los últimos 17 años, con la excepción forzosa entre el edificio de Seguros Bolívar y el empalme con la glorieta de don Pedro de Heredia. Hace unos meses, al exalcalde se le ocurrió ponernos reductores de velocidad por todos lados. No eran necesarios tantos precisamente por el estado vergonzoso de nuestras vías, que obliga a conducir despacio, pero además muy incómodos (seguramente fueron los más baratos, o por los que más comisión pagaban).
En Colombia no estamos acostumbrados a que nos expliquen cómo distribuirán los prediales. Ello dificultaría la corrupción. En el mismo período en que aquí no se mejoró ni mantuvo la infraestructura vial y peatonal de nuestros barrios, se multiplicaron los edificios. Muchas casas se convirtieron en 30 o 40 apartamentos, y si los multiplicamos por 400-450 edificios nuevos mal contados en el mismo periodo, sabemos cómo crecieron las arcas de la ciudad.
A cambio de devolvernos el favor de estar aquí y tributar aquí, los administradores públicos ignoraron las necesidades de los barrios que más contribuyen por metro cuadrado en el predial. Al primer trimestre del 2018, más de 27 mil millones de pesos han sido recibidos. Seguramente no está todo lo que debe estar, y a lo largo del año veremos cómo se le hace seguimiento a eso que falta, pero poco seguimiento se le hace al destino de lo recogido. Lo que está claro es que las calles de nuestros barrios están abandonadas, los andenes intransitables, especialmente para ancianos y niños, pero parece haber poca conciencia colectiva sobre estos males, 17 años de inconsciencia, para ser exactos. Las calles se seguirán dañando cada vez más rápido, por lo que repararlas será cada vez más costoso.
Ojalá, ahora que viene una nueva elección de alcalde, los dineros del predial lleguen a buen destino, y veamos trabajos de mantenimiento y calidad en nuestras vías, más allá de un reparcheo. Habrá que pensar en toda una reingeniería que incluya protección contra las inundaciones y comodidad para los peatones. Todo muy fácil si alguno de los candidatos pensara en dejar su nombre muy en alto en la historia de la ciudad.
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