Columna


Primera vuelta

DARÍO MORÓN DÍAZ

26 de mayo de 2018 12:00 AM

Mañana se juega con el futuro de la paz obtenida después de más de cincuenta años de lucha fratricida entre los colombianos. La polarización en el país generó un panorama desorientador sobre lo que debe considerarse vital el domingo de elecciones: preservar la paz. Los enemigos de la convivencia prometen hacer trizas los acuerdos que el negociador Humberto de La Calle Lombana obtuvo al final del proceso en la Habana.

Fue lamentable que la gran coalición que nos motivó hace unos meses a pensar que se podría lograr la unión de todos los demócratas y defensores con ideologías afines no hubiese sido posible a fin de impedir la acción intrépida de los promotores de la perfidia en el proceso de paz. Solamente con el apoyo de los guardianes de la paz Colombia podrá encontrar un mejor futuro.

Afirmar que Colombia está en mejor situación que los países vecinos es una falacia; en gracia de discusión, ello es cierto para la Colombia urbana, pero no para la Colombia rural, la de los conglomerados que carecen de lo más elemental.

En desigualdad nuestro país ocupa un lugar vergonzoso. Somos una de las naciones más desiguales, inclusive acompañando a países como Haití. De acuerdo con el Banco Mundial, “Colombia es el segundo país más desigual de América Latina y el séptimo en todo el mundo. En el país, 10 por ciento de los más ricos ganan cuatro veces más que el 40 por ciento de los más pobres; 13,5 millones viven en condición de pobreza, es decir, que no tienen acceso a servicios públicos básicos y no viven en condiciones dignas”.

Esa situación es debida a la carencia de políticas económicas y sociales modernas de los sucesivos gobiernos después de la implantación del Frente Nacional. Solamente el Presidente Virgilio Barco trató de enderezar el rumbo hacia una nación más equitativa. Sin embargo, posteriormente se impuso el esquema neoliberal aupado inclusive por algunos “liberales”, lo que permitió su permanencia.

Varios factores sociológicos inciden en la crisis de identidad en Colombia. La ausencia de unidad nacional es uno de esos factores desfavorables. Sin identidad, las diferencias sociales y étnicas hacen que no exista ese sentimiento de nación. Colombia, a diferencia de otros países de América, no ha entrado en la modernidad. Por eso los desprotegidos de las regiones afectadas por la violencia y el narcotráfico, de origen conocido, ignoran cuál es la respuesta sensata a la increíble ambivalencia entre la paz y la guerra que promueven ciertos abanderados de la violencia.

En esta primera vuelta debemos votar por el estadista, el de mejores credenciales que es el liberal, el de la paz, Humberto De la Calle Lombana.

Afirmar que “Colombia está en mejor situación que los países vecinos es una falacia; en gracia de discusión, ello es cierto para la Colombia urbana, pero no para la Colombia rural”.

 

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