A partir de los años cincuenta Cartagena pasó de ser compacta a estar en expansión en los años noventa. Hoy se perfila como una metrópoli en formación y un puerto en consolidación producto del crecimiento del comercio y el turismo internacional.
La incipiente metrópoli tiene dos procesos: expansión urbana a lo largo de las carreteras y creciente densificación en sectores centrales. De continuar estas tendencias se incrementarán los problemas de congestión urbana en algunos sectores, combinado con la dispersión y fragmentación de la periferia.
La morfología urbana ha estado condicionada por los cuerpos de agua y las vías preexistentes que orientaron el sentido de la expansión; así, la conectividad de la ciudad se da a través de pocos ejes saturados por la mayor movilidad motorizada, convirtiéndose en un serio reto para su viabilidad. Tiene un modelo territorial en “T”, donde las centralidades se conectan por dos ejes principales, complementándose con el puerto y el aeropuerto. Sin duda, una estructura e infraestructura limitada. Otro aspecto importante es que es un territorio desigual socialmente y muy segregado. Es impostergable transformarla en una metrópoli más equitativa, incluyente y humana.
Nuevos proyectos de modernización, diversificación de su oferta turística-cultural y renovación tendrán que emprenderse; algunos son: formular un nuevo POT urbano, con una visión estratégica y modelo de ciudad que se constituya en un verdadero instrumento de previsión, regulación y control; adecuado manejo del Centro Histórico; reciclamiento urbano del sitio ocupado por la Base Naval y liberar su frente de agua; sistema de nuevos puentes y túneles para mejorar la conectividad en la ciudad; consolidar una red vial primaria que mejore la movilidad urbana; integrar un sistema multimodal de transporte público terrestre-acuático; restauración integral de sus cuerpos de agua y aprovechamiento social de sus bordes; conexión aeropuerto-puerto para impulsar el turismo de cruceros y la logística, crear nuevas centralidades para el funcionamiento urbano, principalmente en los sectores de Chambacú y Bazurto; entre otros proyectos más, no menos importantes.
La ciudad está en un momento transcendental para posicionarse en el mundo, por lo que deben emprenderse estas acciones, ponderando sus beneficios y minimizando sus efectos colaterales, para actuar en el marco de un urbanismo sustentable.
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