Columna


Pudo ser mejor y más barato

ALBERTO ABELLO VIVES

11 de febrero de 2017 12:00 AM

Mientras se espera que alguien indague por la evolución histórica de los linderos de un lote en la calle 70 con carrera 9 para corroborar que no ha crecido al compás del relleno del anillo vial de Crespo, bien vale la pena repasar, al acercarse el año de su inauguración, el estado de las dos secciones construidas por una empresa privada que recibió la concesión para ello por parte de la nación: el túnel y el malecón.

Ambas muestran errores de diseño, financiación, construcción y operación. Una cosa fue lo que la empresa interesada en el negocio mostró en la iglesia Cristo Rey del barrio en 2011 y otra lo que realmente se obtuvo. Fue la empresa, ante la inexistencia de un Estado eficaz, la que hizo la prefactibilidad y decidió la solución definitiva. Aunque el túnel solucionó un gravísimo problema vial del barrio y no faltan quienes piensan al pasar por él que ya estamos como en la ‘Yunai’, de todos son sabidos la larga cadena de cambios en los diseños, la errática construcción, el aumento del precio final y la falta de conclusión de las obras. Cada día hay una nueva reparación que destruye una parte de él para volverla a hacer. Pudo ser mejor hecho y más barato, no cabe duda.

Y, ¿qué decir del malecón? Aunque no hay otro parque similar en la ciudad, la tacañería en adecuar las zonas infantiles no tiene nombre y los graves problemas de diseño y constructivos de senderos y ciclorrutas pusieron en conflicto a los vecinos del barrio, que se han apropiado sanamente del espacio con la treintena de ciclistas, con sus aparatos de alta gama, que viniendo de otros lares también tienen derecho a su disfrute. Entre cinco y seis de la mañana no faltan las quejas de ciclistas por un lado y ancianos, trabajadores y deportistas de Crespo y los barrios vecinos, a causa de unas áreas que pudieron ser pensadas de otra manera.

Por lo demás, luego de años de haber publicitado una inmensa zona verde y de haberse desperdiciado recursos en la siembra de material vegetal que nunca pegó, la empresa ha descubierto que las obras están sobre una playa que dificulta el crecimiento de la vegetación. Ahora los vecinos ven unas tristes y secas “zonas de futuro desarrollo” y no los bellos jardines prometidos. En el tintero se quedó, también, la idea del alcalde y el presidente de la república de bautizarlo Gabriel García Márquez. El malecón, como el túnel, pudo en definitiva ser mejor y más barato.

Por último, la empresa no ha respondido con diligencia a las reparaciones necesarias de las edificaciones del entorno que se deterioraron por el embate del movimiento de tierra durante los años de construcción. Al parecer no hay cáscaras de huevos suficientes para curar este proyecto defectuoso. De pronto con los expertos holandeses que nunca llegaron hubiera salido mejor y más barato.

*Columnista semanal

 


albertoabellovives@gmail.com

 

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