Columna


¿Qué debe ser respetado?

RAFAEL NIETO LOAIZA

28 de mayo de 2017 12:00 AM

Hay que respetar lo pactado con las Farc, han sostenido las cabezas del equipo negociador de Santos.

Se equivocan. No hay ningún motivo para respetar lo pactado con las Farc. Primero, porque la negociación se hizo en secreto y sin apoyarse en expertos que podrían haber contribuido decisiva y positivamente a ese acuerdo. Segundo, porque la mayoría votó en contra de ese acuerdo en un plebiscito que, además, estaba decididamente inclinado para favorecer al Gobierno y las Farc. Tercero, porque después de perder el plebiscito Santos tuvo la oportunidad de crear un gran frente nacional para la paz entre quienes nunca hemos delinquido y en cambio prefirió engañar a los líderes del NO, hacerle conejo a la democracia y aliarse con las Farc.

Después, porque para poner en marcha su trampa a la voluntad popular enmermeló aun más a sus mayorías en el Congreso y contribuyó a la corrupción de unos magistrados en la Constitucional para que se desdijeran, en apenas semanas, de lo que habían dicho sobre la obligación de respetar el resultado del plebiscito, y avalaran la trampa a la democracia.  Finalmente, porque, en consecuencia, ese acuerdo no tiene ni la legitimidad ni la legalidad necesaria para ser respetado. 

Con esto no estoy diciendo que haya que destrozar el acuerdo. No. Sigo convencido de que la salida negociada era la mejor opción. Lo malo fue la debilidad en la negociación y la entrega de los intereses de la patria en aras de conseguir, a cualquier costo, la firma de las Farc. Y las trampas a la democracia y a la Constitución hechas para obtenerla. Y los daños colosales a las instituciones republicanas, al Congreso, a la rama Judicial, al sistema de frenos y contrapesos dentro del poder público que es indispensable para una vida democrática.

Y el mar de coca que acrecienta al establecer un exceso de beneficios para los narcocultivadores y limitar la capacidad de la fuerza pública para erradicar. Y los peligros que tiene el acuerdo para la propiedad privada, como queda probado en los proyectos de Santos para la regulación de la tierra y que permitirán que le quiten sus bienes incluso a quienes son probados e incuestionables propietarios de los mismos. Un paso al socialismo que le gusta a las Farc y, parece, también a Santos.

Hay que proteger la vida e integridad física de los desmovilizados de las Farc, hay incluso que preservarles los excesivos beneficios judiciales pactados en el acuerdo, y hay que permitirles participar en política.

Pero lo que vulnera la democracia y la institucionalidad republicana, lo que viola los pilares básicos de la Constitución del 91, lo que permite que las Farc cogobiernen aun sin haber sacado un voto, lo que da privilegios excesivos a la guerrilla para hacer política en mucho mejor condición que los que nunca hemos matado o delinquido, lo que envía el mensaje antipedagógico de que ser bandido paga entregándole beneficios a los guerrilleros que nunca han tenido los campesinos y ciudadanos de a pie y que respetan la ley, lo que promueve los narcocultivos y nos ha sumergido en este mar de coca, lo que les permite ocultar bienes y dineros mal habidos y que han arrebatado a los colombianos de bien, eso, todo eso, debe ser cambiado. 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS