Me siento entusiasmada, HAY música, HAY festival, HAY fritos, HAY cabalgata, HAY libros por doquier, HAY recaudados impuestos prediales y eso, empieza a tranquilizarme en este 2019 donde la palabra HAY, que puede usarse de muchas maneras en nuestro idioma, está teniendo un sentido único en esta ciudad a la que prontamente con tantos proyectos anunciados, la veremos invadida por un gran Hay progreso, justo y necesario para que su cara y cuerpo entren en el cambio y la transformación.
Esperamos que por fin toda su estructura a realizar, esté sin vicios del consentimiento y que el dolo y la viveza no aparezcan abanderando las intenciones de los pillos que antes de dar inicio a cualquier contratación de gran envergadura, están fraguando para ver cuáles son las ventajas del 90% que pueden sacarle a estos contratos. Porque también HAY huecos, HAY Caos, HAY inseguridad, HAY prostitución infantil, HAY muertes, HAY desocupación, HAY desidia, HAY indiferencia..., HAY, AY, AHÍ.
Sin embargo, me siento optimista, debo creerme a conciencia el rodaje que se nos avecina, en este libreto avalado por la Presidencia de la República, como aparece el domingo en el editorial de El Universal ...”El presidente Duque expresó su apoyo entusiasta a los principales proyectos de Cartagena, la mayoría con gran impacto social y económico para la ciudad”. Cuando era niña, vivía con mis padres en el barrio de Crespo, era toda una aventura llegar hasta el Centro en la camioneta GMC de papá, me encantaba sentarme atrás al descubierto en un escaño amarrado con una cadena y sentir la arena que punzaba mi cara con suaves pinchazos, era una explanada gris (la inmensa playa), que cada 10 metros tenía una lomita como los llamados policías acostados.
Y como por magia, aparece en esa ocasión un hombre diminuto, con cara de muñequito de leche de los que venden en el portal de los dulces, con unas ganas inmensas de hacer progresar a Cartagena. Nuestro fallecido presidente Carlos Lleras Restrepo, acerca de quien los expertos coinciden en que le dio un buen manejo a la economía, cuando el país había perdido el crédito internacional por la crisis cambiaria y la alta inflación, pensó en lo que hoy conocemos como la avenida Santander, y no fue un trabajo fácil, tampoco usó la varita mágica, sin embargo, a cabalidad cumplió con nosotros y nuestra movilidad cambió en un 100%, la ciudad tuvo otra cara y todos estábamos orgullosos que el paraíso terrenal en su aspecto físico se nos manifestaba.
Hoy, Dr. Duque, pedimos que sean “hechos y no palabras”, como manifestó siempre en su slogan nuestro recordado Joaquín Franco Burgos, que siempre tuvo amor y compromiso por su país.
*Escritora
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