Columna


¿Qué tal si lo dejas así?

DIANA P. NAVARRO G.

17 de noviembre de 2018 12:04 AM

Es más que claro que de los mayores problemas que tenemos como país, es nuestra falta de capacidad para erradicar la corrupción. Sé que no es fácil pero tampoco es imposible. Con cada administración vemos la necesidad de acabar con ella, pero todavía seguimos en las mismas. Debe haber algo que no estamos haciendo bien.

Un país corrupto no puede prosperar así intentemos invertir, prometer recursos y construyamos millones de vías y colegios. La corrupción se mete paulatinamente en cada uno de esos intentos acaba con ellos antes de que puedan ser realidad. O peor aún, muchos proyectos nacen de la intención misma de un acto corrupto. Es una cadena que necesita ser cortada de raíz. Afecta a la economía, genera crimen, y poco a poco ha demostrado en el mundo, que lleva a guerras civiles. (Que nos lo digan a nosotros).

No obstante, existen países que han logrado mejorar su condición ante la corrupción. Uno de esos es Singapur.

Singapur es un pequeño estado que pasó de ser prácticamente insignificante a ser uno de los países más importantes en el mundo, sin producir absolutamente nada. (Mientras tanto aquí estamos en uno de los países con mayor biodiversidad en el mundo, agricultores, empresas y poco es lo que vemos)

A finales de los años 50 cuando los singapurenses dejaron de ser colonia inglesa, se encontraron con un país de legislación débil, población de poca educación, salarios bajos, una economía dudosa, y demasiada corrupción. ¿Suena conocido? Con ese escenario tan macabro, llegó un señor de nombre Lee Kuan Yew quien ganó las elecciones convirtiéndose en el símbolo de la lucha anticorrupción con su slogan “¿Quieres combatir la corrupción? Prepárate para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares”. Este señor entendió que, para poder mejorar, debían atacar a la corrupción con todas las fuerzas. Cero tolerancias. Nadie tenía privilegios. Desde 1960 ellos están acabando con los corruptos y con los que corrompen.

Quizás eso es lo primero. Cero tolerancias y hacerle entender al país entero que aquí o todos ponemos de nuestra parte o no vamos a ir para ninguna parte. Pero obviamente no es solamente pensar que es que vamos a mandar a todo el mundo a la cárcel y listo, lo importante es que los que estemos del otro lado, entender que somos mejor sin la corrupción. Que, en efecto, el país funciona es sin corrupción. Claramente estamos viendo que con corrupción NO funciona pues lo obvio seria que sin ella si estemos mejor. Generar confianza entre nosotros y para el resto del mundo. Eso es a lo que tenemos que apuntarle. Legislación fuerte, seguridad jurídica para las empresas y para los ciudadanos.

 

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