Columna


Reapertura económica

SOQUI RODRÍGUEZ

03 de octubre de 2020 12:00 AM

‘Reapertura económica’. Un nuevo término nacido de la pandemia de Covid que significa que paulatinamente podemos retornar a nuestras actividades comerciales. Pero el término, aunque produce esperanzas, nos deja en un limbo peligroso luego de 6 meses de reclusión en que los restaurantes en Cartagena cerraron sus puertas, la ocupación hotelera cayó a 1,5%, se perdieron más de 85.000 empleos asociados al turismo y cientos más en el área del comercio. La panorámica de las calles cartageneras donde antes había locales llenos de coloridas mercancías, hoy muestra letreros de ‘se arrienda’, llenos de polvo y facturas viejas por el abandono. Las playas siguen vacías y la ciudad todavía se siente entumecida sin turistas y llena de ciudadanos encerrados que se acorralan asustados por el virus.

La realidad es que muchos sectores no son viables en las condiciones planteadas por el Gobierno nacional y local. Las múltiples reglas que se han inventado limitan los mercados y no permitirán recuperar los empleos ni avanzar en el crecimiento económico.

En términos de turismo se ha vendido la apertura del Aeropuerto Rafael Núñez como un gran paso hacia la recuperación del sector; pero la realidad es que somos una ciudad llena de restricciones en la que debemos reservar para ir a la playa, ir a cenar y para caminar por las calles; los turistas requieren cargar con papeles que muestren que son visitantes. El 20% de los negocios cerraron definitivamente y otro tanto prefiere no abrir para no arriesgarse a adquirir compromisos que ahondarían el hueco financiero que les dejó la pandemia.

Todo esto requiere que nuestras autoridades locales monitoreen las medidas tomadas y flexibilicen responsablemente las condiciones impuestas, mientras se minimizan los riesgos de contagio y se recupera la confianza de la gente. No podemos ir inventando reglas inoportunas y a cuenta gotas. La cuarentena nos está pasando una catastrófica cuenta de cobro que ha generado una contracción en la economía superior al 15%, (la peor en la historia colombiana), 5 millones de desempleados y un tejido empresarial quebrado y maniatado por los protocolos de bioseguridad.

En Cartagena, por nuestra condición turística, la recuperación será más lenta; pero esta es una gran coyuntura para arreglar nuestra ciudad y ponerla como una tacita de plata, a la espera de los visitantes. ¿Por qué no crear empleo desde el Gobierno distrital? Este es el momento de invertir en nuestras agrietadas calles llenas de huecos, arreglar las desaparecidas aceras, remplazar las luminarias del Centro que no funcionan, organizar las ventas ambulantes y prepararnos para recibir a nuestros turistas como lo que son: invitados importantes que nos dan de comer y sostienen nuestra economía.

Adicionalmente, los grandes proyectos como la protección costera, y el traslado de Bazurto serían, además de grandes generadores de empleo en época de crisis, una oportunidad para ponerse al día con las deudas con la comunidad. Hagamos de las dificultades una oportunidad.

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