Columna


Recuerdo

DARÍO MORÓN DÍAZ

17 de octubre de 2020 12:00 AM

Albert Camus decía que la amistad es la ciencia de los hombres libres.

Este 12 de octubre recordamos a Héctor Hernández Ayazo, quien en plena actividad profesional, intelectual y humana el 6 de julio de 2014 nos dejó huérfanos de su amistad, inteligencia, ética y honestidad intachable. En Héctor Hernández Ayazo se conjugaban las virtudes del ciudadano, del profesional eficaz, del profesor universitario, que orientaba a sus alumnos a encontrar respuestas a sus inquietudes. Hernández Ayazo fue amigo de sus amigos, de su lealtad y amistad podemos dar fe quienes lo tratamos de cerca.

A manera de digresión debemos recordar que Héctor Hernández y el Magistrado Fabio Morón Díaz cultivaron una amistad que se inició muy temprano en la universidad. Que continuaron en largos diálogos en la oficina de Héctor cuando Fabio llegaba de Bogotá. Era una especie de ceremonial donde la profundidad de los temas tratados con brillantez finalizaba en acuerdos sobre aspectos diversos, con las mejores soluciones que mentes inteligentes como las suyas concluían en análisis y lucubraciones filosóficas. Precisamente de esos diálogos surgió la fórmula que salvó a El Universal de la calle San Juan de Dios que se debatía ante el cierre por la no actualización en la modernidad. Decidieron comunicarse con Alejandro Galvis Ramírez de Vanguardia Liberal y le propusieron la Unión comercial, que se concretó después en una sociedad mixta; de Edicar se pasó a Edimar, que permanece aún en estas calendas de la pandemia en el año 2020.

Recuerdo perfectamente que durante su sepelio pronuncié una oración fúnebre y afirmaba cómo nos dolía que Héctor Hernández Ayazo, el ser humano, el ser dinámico, brillante, el sabio consejero nos haya dejado ante un futuro incierto que apenas se avizoraba en medio de las veleidades de una sociedad conflictiva. No me equivoqué en esa premonición, la situación política y social de Colombia es cada vez más preocupante por la ausencia de verdaderos estadistas al mando de la nación.

Héctor Hernández Ayazo era un auténtico humanista con una cultura adquirida en lecturas fundamentales. Desde sus columnas en El Universal se ocupaba en un lenguaje castizo de la ciudad, el departamento y la nación. Denunciaba diáfana y valientemente la corrupción, no contemporizaba con la deshonestidad, tan en boga en una urbe lesionada por la indiferencia. Era un ser humano que cultivaba la amistad en su más amplia acepción. La ausencia de Héctor nos duele a quienes lo conocimos y valoramos como un símbolo de la verdadera y auténtica amistad de la que habló Albert Camus.

*Exdirector de El Universal. Académico

de Medicina e Historia.

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