Es improbable que las reformas anticorrupción, electoral y judicial se conviertan en ley. Dentro del orden jurídico colombiano, son competencia del Congreso y los autorreformables no tienen el mas mínimo interés en reformarse. No se daría aún si el presidente tuviera las mayorías. Para empezar, los expertos manifiestan que la justicia es irreformable. Observan que los partidarios del status quo son numerosísimos e influyentes, desde abogados hasta magistrados. Se requeriría su anuencia para la reforma y nada los mueve en esa dirección. Quedan entonces las otras dos reformas, pero más empantanadas que manglar playero.
Con las reformas se pretende que el Congreso se haga el harakiri por el bien de la República. No hay vocación. El bien de la República no está en la mira de la mayoría de congresistas. Las curules las ocupan microempresas, con frecuencia familiares. Se dice con conocimiento íntimo de la trama. Los congresistas, no todos, llegan allí no a servir a la nación y ni siquiera a sus regiones, sino a lucrarse. Al fin y al cabo invierten enormes sumas para elegirse.
Cada lector conocerá de cerca las andanzas de algún congresista. Ese conocimiento individual de pilatunas puede generalizarse, siempre con excepciones, a lo ancho del espectro de padres de la patria. El nepotismo, por ejemplo, cunde. Y es consecuencia de la curul convertida en negocio. Si la actividad mercantilizada paga, resulta natural que se herede y que se extienda a la ocupación de otros cargos del Estado por los parientes. Se prioriza lo que conduce a un sustento más que cómodo y a acumular capital. En primera línea está la contratación estatal. No hace falta presentar evidencias sobre cómo funciona; las trapisondas entristecen las noticias diarias, marrullas prohijadas por congresistas y sus secuaces. Con el poder Legislativo se chantajea al Ejecutivo para hacer nombrar en entidades del Estado con presupuesto. Se complacen aliados y se contrata con tajada para el dueño del puesto. Como eligen, además, gobernadores y alcaldes, la mancha se extiende. ¿Qué interés pude haber en reformar normas de contratación con las que se eligen y reeligen?
Un elemento en especial contribuye a la continuidad en la curul, para sí o para el pariente: la poca participación electoral real (sin arrastre por figuras notables). Al ser esta mucho menos que el potencial de electores, la elección cuesta menos y la clientela pesa más. Piénsese en los miles de votos que se amarran mediante solo las OPS de gobernaciones y alcaldías. El Congreso tampoco tiene interés en la reforma electoral, aparte de distraer con artículos blandos, pero sin innovaciones revolucionarias como el voto obligatorio. El futuro es la imagen en el espejo del presente.
Don Sancho Jimeno, el héroe de Cartagena en 1697, se desesperaba por la inercia del último Austria. Nada se movía, mientras la nación naufragaba. Hubo de producirse un cambio dinástico (los Borbones) para que se abrieran paso reformas.
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