Columna


Respuestas a la movilidad

JORGE ALVIS ARRIETA

30 de septiembre de 2022 12:00 AM

El habitual trancón que se registra en el Mercado de Bazurto es una metáfora que representa bastante bien los problemas de movilidad en Cartagena. Es histórico, cada vez es más grave y no se ven soluciones en el horizonte.

La congestión vehicular, la proliferación de transporte informal (taxis colectivos, mototaxis, buses y busetas, particulares prestando el servicio público, etc.), infracciones de los usuarios y la ausencia de cultura ciudadana, forman un cóctel que se mezcla con la debilidad de la autoridad de tránsito para enfrentar el problema.

A esto se suma el inconformismo ciudadano frente a los medios formales de transporte público, en particular hacia Transcaribe (según Cartagena Cómo Vamos, 51% de los cartageneros está insatisfecho con el servicio), el pésimo estado de la malla vial, la semaforización deficiente, y la insuficiencia de agentes de tránsito (tan solo 168, más unos 100 reguladores cuya contratación ha tardado en legalizarle).

Parte de la solución reposa en cambios rápidos, eficientes y de bajo costo que pueden implementar tanto la administración local como el DATT. Mejorar el sistema de semaforización, agilizar la contratación de controladores y reorganizar su distribución en distintos puntos de la ciudad, cambiar el sentido de algunas vías propensas a la congestión y controlar el flujo vehicular en algunos cruces viales a la salida los barrios, son algunos ejemplos. Sin ser definitivas, estas acciones aliviarán el día a día de la población que sale de sus hogares a realizar diversas actividades productivas en la ciudad.

Pero también se requieren soluciones estructurales, con efectos de más largo plazo, que exigen inversiones robustas por parte del Distrito. Hace mucho tiempo que la ciudadanía reclama mayores inversiones en infraestructura física. Por ejemplo, el mantenimiento y la construcción de nuevas vías y puentes ayudarían a reducir la congestión en la Bomba El Amparo, la Cárcel de Ternera, los Cuatro Vientos y el mercado de Bazurto, por señalar solo algunos puntos críticos.

Estas medidas son una prioridad. Una revisión profunda de las políticas locales en materia de movilidad, acompañadas de las asignaciones presupuestales que garanticen soluciones estructurales de largo plazo, podrían mitigar los impactos de la movilidad en la calidad de vida de las y los cartageneros.

La solución a los problemas de movilidad en Cartagena es un proceso complejo y plagado de dificultades, pero requiere ser focalizado para no dar una respuesta tardía a la crisis que enfrentan sus ciudadanos ante esta situación.

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB ni a sus directivos.

*Profesor del IDEEAS, UTB.

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