Columna


Retos de la historia

RAFAEL VERGARA NAVARRO

02 de junio de 2018 12:00 AM

En primera vuelta ganó la democracia. La continuidad fue vencida. El multipartidismo y la ciudadanía libre se expresaron con vocación de cambio. En paz, con tregua del ELN, 19 millones de derecha, izquierda y centro derrotamos la abstención y a las maquinarias liberal y conservadora, de la U y Cambio Radical.

Luego de 8 años de Santos, con cambio de enfoque y diferenciados, elegimos: Iván Duque, el uribismo rejuvenecido; Gustavo Petro, el contrapoder y líder de la renovación democrática; y Sergio Fajardo, tercero en votación. Todos sorprendieron con un ascendente respaldo popular.

Con 7,5 millones de votos, Duque (39,14%) fue tributario de la organización y fuerza que se expresó en el No, la consulta que lo catapultó y la votación del Congreso. Como estratega, tras bambalinas, Uribe movió los hilos y Duque mostró la cara amable y constructiva.

Gustavo Petro pulverizó las tradicionales cifras de la izquierda con 4,8 millones de votantes (25,9%), dado el reconocimiento y acogida a la propuesta, los debates, foros y masivas manifestaciones en el país.

Consolidó una fuerza nacional y obtuvo fidelidad a la Colombia Humana, en especial en la costa Caribe y Bogotá, estratégicas en la elección. Pese a la satanización y el miedo, la manipulación, Petro obtuvo el respaldo de fuerzas políticas, sociales y de la ciudadanía. Abrió el espacio para un acuerdo sobre lo fundamental.

Fajardo, con 4,5 millones de votos (23,73%), unido a Petro era importante para la victoria del cambio. La unidad habría permitido superar el 49,6% obtenido entre ambos. Decidir votar en blanco y dejar en libertad a sus seguidores entraña una enorme responsabilidad con el futuro del país.

Los programas de ambos expresan la voluntad de derrotar el uribismo, erradicar la corrupción y clientelismo, implementar el Acuerdo de paz y desarrollar un renovado modelo capitalista sostenible, priorizando educación, justicia social y ambiental. Ahora remontar la diferencia aumenta el reto. Nunca mucho costó poco.

Duque es vino agrio en copa nueva, de allí la presencia de los expresidentes gendarmes del ayer y la adhesión de la maquinaria liberal conservadora y su clientelismo.

Mayoritariamente el Polo y los Verdes, de la Coalición Colombia, apoyan a Petro. 18 senadores y representantes, organización y ciudadanos que, comprometidos con el cambio, votaron por Fajardo y no sienten satisfacción con la alegría que produjo a Duque su voto en blanco.

Si ganan se perpetuará el uribismo y podrá imponer una dictadura constitucional con la Presidencia, las mayorías en el Congreso y la anunciada reforma a la Constitución para neutralizar la Justicia.

La historia exige grandeza, magnanimidad, y la neutralidad favorece al viejo país. El reto es derrotar la inequidad, los odios y el guerrerismo, al presidente eterno, como llama Duque a Uribe, su jefe. Queremos una era de paz y pluralismo, que el nuevo país triunfe.

*Abogado ambientalista y comunicador

rvergaran@yahoo.com
 

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