Columna


Salud, más humanidad II

MIGUEL YANCES PEÑA

22 de julio de 2019 12:00 AM

Nuevamente un comportamiento poco ético en el sistema público de salud deja damnificada físicamente a una niña, y económicamente a su madre, cabeza de familia.

El caso: en un accidente doméstico a una niña de 11 años se le partieron sus dos dientes superiores sin ningún tipo de lesión en las encías ni en su raíz, según se pudo comprobar en la radiografía. Un especialista particular le dijo que se podían reconstruir con acrílico por un valor de 200 mil pesos, y en YouTube hay videos explicativos de casos similares.

Una vecina, que conocía de un caso, le dijo que eso lo cubría el sistema público de salud, por lo que, al no disponer de dinero, decidió someterse al viacrucis. Para pedir la cita hay que madrugar y hacer cola, perdiendo el día de trabajo. Y la cita con el especialista la asignan para 30 días más tarde, o más. En dos ocasiones el especialista incumplió, con lo cual perdió 3 meses, tiempo durante el cual Comparta quebró, debiendo registrarse en la Mutual Ser EPS, con pérdida de tiempo y dinero en transporte, y reiniciar el proceso.

Conocido el caso, observé que la orden medica del puesto de salud ordenaba una endodoncia, lo que se conoce como ‘tratamiento de conducto’; un procedimiento (también ilustrado en YouTube) en el que se extraen los nervios que nutren el diente, con lo cual este muere, se mancha, se debilita y finalmente se quiebra. Se usa como último recurso. Alarmado la puse al tanto, le mostré los videos, y le recomendé que no lo permitiera, a sabiendas que la gente joven, mujer, y más aún pobre, ve a los médicos como dioses, infalibles y bien intencionados.

El caso es que le hicieron el tratamiento de conducto, y la remitieron a la consulta particular para que le hicieran una corona que vale 450 mil pesos según le informaron allá, sugiriéndole que mostrara la orden con la que le habían hecho la endodoncia: ¿para qué, hay comisiones? Una corona es un procedimiento mediante el cual se talla el diente ‘muerto’ hasta reducirlo a lo más mínimo; le abren la cavidad donde estuvo el nervio; le siembran un espigo metálico, y sobre él le pegan un diente metálico cubierto en cerámica. Como son dos los dientes afectados, y solo le ‘mataron uno’, el otro sí lo tendrán que reconstruir. ¡Cuánta insensatez! ¿Qué hacer ahora? Olvidar lo ocurrido y reconstruir los dos dientes, no, pero es lo menos invasivo, porque el intervenido tarde o temprano se mancha y se quiebra: el daño es irreversible.

Se están haciendo investigaciones con ‘células madres’ que hacen que el diente brote nuevamente, pero no es el caso. Pasarán muchos años antes de que el procedimiento esté disponible, accesible, y en el POS. Por lo pronto lo indicado es quejarse ante la EPS, o la Supersalud, buscando una sanción ejemplarizante, y demandar buscando una retribución económica que nunca compensará lo causado.

*Ing. Electrónico, MBA.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS