Columna


Se acabaron

MIGUEL YANCES PEÑA

02 de mayo de 2016 12:00 AM

La biblioteca, esa estantería de libros que los políticos usan, como el saco y la corbata para maquillar su imagen, en este caso para engatusar a los electores haciéndose pasar por intelectuales, como si político e intelectual no fueran antagónicos, está llamada a desaparecer. 

Menos papel, y más árboles. Menos infraestructura para archivar, y menos personas en oficios menesterosos y monótonos en el caso de grandes bibliotecas o archivos en papel. Una verdadera revolución.

Los libros y bibliotecas digitales, y la nube (almacenamiento digital distante) tarde o temprano la harán desaparecer, y los políticos con esas bibliotecas llenas de libros “lindos, nuevos, sin leer”, tendrán que buscarse -bromeando un poco- otro fondo para su exposición a los medios. Les sugiero un paisaje marino, aunque eso los mostraría como “vida sabrosa”; más bien una buena obra de arte abstracto que los haría ver como aristócratas, pero al menos con buen gusto. También podrían proyectar como fondo la biblioteca digital. Sería el sumo de la creatividad, perdón, de la vanidad: otros dos antagónicos.

Lo primero que se podrá decir de las digitales es que nadie se puede robar los libros, ni se pierden, ni se envejecen: se mantienen siempre como nuevos. Los resaltamientos, las notas al margen, los marcadores de página, todo se conserva hasta el fin de los tiempos.

Algunos amigos me expresan que el sólo tener un libro en las manos y jugar con las hojas al pasarlas, es un placer al que no renunciarían, pero ignoran que leer en la Tablet tiene sus ventajas: se puede cuadrar el fondo para descansar la vista; aumentar el tamaño de la letra; buscar y leer citas; resaltar y des resaltar textos con mucha facilidad, y sin gastar el lapicero; buscar en el diccionario incorporado, o en la web, el significado de palabras desconocidas, biografías, referencias geográficas, y episodios históricos. Y con el tiempo aparecerán nuevas facilidades, gratis, porque a diferencia del software más popular en Colombia, las actualizaciones de su principal competidor son gratuitas.

A eso, súmele que al igual que con otras expresiones artísticas, e intelectuales, cada cual puede con ayuda de aplicaciones muy baratas, digitalizar sus libros, y comercializarlos, o difundirlos gratuitamente.

 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS