Columna


Sin memoria

“Cómo es posible que 7 de los 13 candidatos al Concejo de Cartagena investigados por corrupción, vuelvan a lanzarse (...)”.

DIANA P. NAVARRO G.

14 de septiembre de 2019 12:00 AM

EE. UU. ha sido célebre por estar involucrado o participado en todas las guerras. Aunque existen muchos que critican esas participaciones en otros países, lo real es que el 11 de septiembre es y será una fecha que perdurará en la mente de todos para siempre. El haber sido un ataque directo en territorio americano y de esa magnitud, dejó al mundo en desconcierto. Esa potencia inquebrantable había sido vulnerada ante los ojos de, nada más emblemático de independencia, que la Estatua de la Libertad.

Me acuerdo del 11 de septiembre de 2001 como si hubiese ocurrido ayer. En ese entonces, mi familia y yo estábamos viviendo en la Florida. Todo parecía ser un día normal, hasta que dejó de serlo. Recuerdo la incertidumbre, el miedo, la tristeza y el descontrol. Suspendidas las clases regulares, cambiábamos de salones con el sonido de la campana solamente para llegar a la siguiente a seguir viendo la noticia transmitida en vivo por los televisores de cada salón. Todos muy atentos. Sin entender nada, de repente vimos caer a las Torres Gemelas. Recuerdo los gritos de quienes estaban cerca que conocían o sabían de alguien que trabajaba en esos edificios. Lo veían caer. Todo quedó plasmado en mi memoria para ser un día que puedo revivir con solo cerrar los ojos.

¿Por qué no tengo memoria de la guerra en Colombia? En Colombia me he vuelto inmune al conflicto. No es que no me importe o pase de ellos, pero las noticias de asesinatos a candidatos, amenazas de bombas y retoma de armas de las Farc, al parecer no me causan el mismo impacto. Es mucho de lo mismo. Ya lo hemos escuchado, algo que nunca se ha acabado. Y ese es el peor error de los colombianos y por eso tenemos la costumbre de quedarnos atrapados en el mismo circulo vicioso. Nada nos causa impacto.

Cómo es posible que 7 de los 13 candidatos al Concejo de Cartagena investigados por corrupción, vuelvan a lanzarse. Lo más triste es que es muy probable que a pesar de todo eso, queden. ¿Por qué? Porque el colombiano (en general) no tiene memoria.

Los momentos vividos que suelo recordar, están acompañados de emociones muy fuertes: mucha tristeza, mucho dolor, mucha alegría. Cuando leo las noticias de atrocidades en Colombia, usualmente me basta con el título y pienso: “otra vez”. Nada me causa impacto. Sé que miedo e incertidumbre tengo de lo que le espera a mi país. Pero no es un miedo suficientemente fuerte para salir corriendo a hacer “algo”. ¿Será que lo mismo sucedía en Venezuela? Seguían permitiendo y se quedaron en su círculo vicioso hasta que fue imposible de romperlo.

¿Qué puedo hacer mientras tanto? Pues lo mínimo será salir a votar a conciencia en las próximas elecciones y tener presente a cada víctima y desplazado del conflicto eterno de mi país. Entender que a pesar de que hemos sido quebrantables, ya llegó la hora de romper con nuestro círculo vicioso.

*Abogada

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