Columna


Sin pudor alguno

MIGUEL YANCES PEÑA

01 de mayo de 2017 12:00 AM

Un hecho en apariencia inocente, con imágenes grabadas por RCN televisión y transmitido en el noticiero de la noche del jueves 27 de abril, nos ha revelado un sinnúmero de conductas indebidas y vergonzosas.

Durante la sesión del Congreso de ese día, en la que se votaba vía Fast Track una reforma a la constitución que permitiría la creación del partido político de la Farc sin ceñirse a las reglas del juego que rigen a los demás, el senador Iván Cepeda llamó por teléfono a Iván Márquez, jefe negociador de ese movimiento, y le pasó a Jairo Estrada, miembro del movimiento Voces de Paz, vocero de la Farc en el Congreso.

Antes que todo, no es bien visto que, durante una sesión, a menos que se declare un receso, los senadores se paseen por las curules: es un asunto de mala educación. Pero lo realmente grave es que Estrada, luego de que hablara con Márquez, lo hiciera con el ministro del Interior, y junto a Cepeda, con el senador Galán, logrando que este cambiara el texto de una proposición que lo obstaculizaba, con lo cual el proyecto de reforma fue aprobado. ¿Qué paso? Nadie lo sabe, pero como bien pudo haber sido inteligentes razones, también sobornos o intimidación.

No se puede olvidar que “quien tiene o ha tenido, y usado armas, intimida a quien nunca las ha tenido”. La intimidación y la violencia (física o psíquica) siguen siendo aún, la primera fuente de poder en el mundo. Le sigue el dinero, y las Farc tiene de las dos. El conocimiento y las razones, aun no logran destronar al poder bruto del animal.

A este hecho de por sí grave, que debe haber sido pan de todos los días en las poblaciones controladas por la guerrilla, y que amenaza con convertirse en la forma de hacerse sentir en las instituciones del orden nacional, hay que sumarle las: respuestas de los tres actores al ser interrogados frente a las cámaras de RCN: Estrada lo negó todo, pero cometió el error de hablar de interceptación, con lo cual quedó al desnudo; el ministro Juan Fernando Cristo, emulando la desfachatez del “quizás, quizás, quizás” de Santrich en la Habana, dijo sonriente “no tengo ni idea, pregúntele al senador Uribe y a los miembros de Voces de Paz”; y a Cepeda le pareció de lo más normal tener línea directa con la guerrilla, cuando frente a otros actores armados una simple foto daba pie para el mayor escándalo.

Poco a poco se van a ir destapando lo que se ha llamado la farcpolítica, y los farcpolíticos, pero al parecer sin ningún tipo de sanción ni aspavientos: como si fueran mejor que los parapolíticos que han, o están pagando cárcel.

También sale a relucir que no hay matices (léase neutrales); que, frente a la acción del imán, unos se alinean con el polo norte y otros con el polo sur. Es obvia la lucha de contrarios, y como hemos mencionado en múltiples ocasiones “los amigos de mis enemigos son mis enemigos, y los enemigos de ellos, mis amigos”.

SUGESTIONES
*Ing. Electrónico, MBA
movilyances@gmail.com

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