Sin que sirva de precedente, hoy hablaré bien de Avianca. A cada cual lo suyo y, en esta ocasión, y si he de contar mi experiencia reciente, he de reconocer que el pasado mes de agosto, en el que hice tres viajes nacionales y uno internacional con Avianca, todo me fue bien con la compañía que tantas veces he criticado. Tuve un viaje de Barcelona a Barranquilla pasando por Bogotá. Ida y vuelta. Y tuve dos viajes nacionales a Pereira y otro más a Bucaramanga. En todos ellos Avianca fue puntual y tanto el viaje como las conexiones se desarrollaron correctamente. Solo hubo una pequeña eventualidad, que fue cuando, yendo de Bogotá a Barranquilla, una terrible tormenta ubicada sobre la capital del Atlántico obligó a desviar el avión a Cartagena para, una hora después y sin bajar de la aeronave en ningún momento, retomar el viaje hasta Barranquilla. Incluso en aquella ocasión, y más allá de la molestia derivada del retraso, el trato recibido fue correcto y, desde luego, no es posible acusar a Avianca de una tormenta súbita. Además, me sirvió para vivir una experiencia novedosa: volar de Cartagena a Barranquilla. Fueron 15 minutos.
Los viajes más complejos, los internacionales entre Colombia y España, fueron también correctos. No es que pasar 10 horas en un asiento de cabina turista sea un placer para nadie. Menos aun para alguien que, como yo, mide más de 1.80 metros, pero lo cierto es que el asiento era aceptable, el entretenimiento a bordo, sin ser gran cosa, tampoco estaba mal, se ofreció de manera gratuita almuerzo/cena y un snack y la puntualidad fue perfecta. De hecho, creo que se llegó antes de lo previsto tanto a la ida, como a la vuelta. Del equipaje no puedo decir nada porque no facturo equipaje. Incluso viajando a otro país y pasando semanas en él, siempre viajo exclusivamente con equipaje de mano. Y, si pudiera, viajaría sin nada de equipaje. Así que, si tal vez a otros pasajeros les perdieron las maletas, no fue mi caso, pues no llevaba maletas.
Avianca ha sido objeto de mis críticas en diversos artículos. Creo que con motivo y desde las razones y los argumentos. No sé si es que en general habrá mejorado el servicio o, simplemente, fue que yo en esta ocasión tuve suerte. Sea lo que sea, este mes de agosto Avianca me trató bien. Y, como se dice lo malo, también se debe decir lo bueno. Ojalá se mantenga esta dinámica y nunca más mis palabras sean para criticar a la aerolínea colombiana.
*Universidad Autónoma de Barcelona.
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