Columna


Sociedades autopoiéticas

JOSÉ VILLAMIL QUIROZ

15 de mayo de 2022 12:00 AM

Es insólito que en plena cuarta ola de globalización existan sociedades autopoiéticas. ¿Pero qué significa ser autopoiético? Este es un concepto extractado de la biología. El profesor Jan Kooiman expresaba que el carácter autopoiético de los sistemas sociales se manifiesta en que estos solo ven lo que pueden interpretar desde su punto de vista, incluyendo las comunicaciones desde afuera y las interacciones con otros sistemas. Significa que los sistemas autopoiéticos o autoorganizados, solo pueden ser gobernados por sus modelos internos y autorreferenciados de organización y operación. Esta posición se puede interpretar como la interacción sociopolítica más caótica existente en un mundo global.

Así como una persona puede ser autopiética porque se referencia a sí misma y no escucha consejos, también los gobiernos de sociedades atrasadas se convierten en autopoiéticos; solo referencian lo que les interesa ver desde perspectivas clientelares convirtiendo el destino de sus sociedades en irritante y lastimoso. En este tipo de sociedades las personas creen que el único mundo existente es el que tienen en frente. Por el contrario, en otras sociedades los ciudadanos entienden que existe un mundo particular y un mundo más global.

Una sociedad autopiética restringe sus posibilidades de desarrollo en un mundo cada vez más globalizado y en lugar de generar evolución, genera involución. Sus integrantes tratarán de ocultar sus traumatismos, propiciando sociedades aparentes y temerosas de enfrentar su propia realidad. Se miran en su propio espejo y se convierten en sociedades que se autorreferencian y se encierran para aclimatar su degradación.

Los ciudadanos sufrirán de manera desprevenida toda clase de atropellos y vejámenes, entregándose a la indiferencia como único consuelo ante las depravaciones de inseguridad, homicidios, ejercicio clientelar y corrupto de sus gobernantes y dirigentes y como corolario la degradación extrema de la sociedad.

Se entregan a un estilo de liderazgo transaccional pernicioso que ahoga las relaciones democráticas positivas. Las transacciones cívicas serán incipientes, girando en torno a qué me das tú a cambio. Estas caracterizaciones terminan transponiéndose al imaginario colectivo, redundando en la añeja impronta que las personas no pueden prosperar o ascender en la escala social de carácter público o privado, si no se tiene un buen padrino. Los miembros de los sistemas autopoiéticos reproducen de generación en generación ese pensamiento, convirtiendo a la sociedad en escenarios de compadrazgo excluyendo el mérito.

El corolario será la inhibición latente ante la realidad, propiciando el alejamiento del aprovechamiento de las prerrogativas ciudadanas para enfrentar las vicisitudes y oportunidades que se le declaran.

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