El 31 de diciembre se convierte para muchas personas en una fecha de propuestas y decisiones como meta para un nuevo año. Por ejemplo: bajar de peso, dejar de tomar, fumar, gastar menos, ahorrar, pedir perdón, llorar la soledad, y echar de menos a los seres cercanos enfermos, fallecidos y los que se fueron de nuestro lado.
Pasteles, buñuelos y natillas estarán en las mentes por herencia familiar, y esa fecha que otrora concentraba los hogares, hoy se dispersa por la transformación económica y cultural del mundo que reunidos bajo cuotas en colectivos festivos desparraman la alegría al sonar de la música de orquestas y conjuntos. Inaguantable, esa es la vida, sin embargo, no hay que perder la oportunidad antes de salir a reunirse en familia y orar a Dios o acudir a la conciencia por una ciudad diferente, por unos hogares con valores, por unos gobernantes preparados con sentido y sensibilidad humana. Cartagena ha sido en la historia sitio de confrontación y de saqueo. Primero los españoles, luego los piratas de otras naciones, luego algunos inmigrantes, políticos, inversionistas y ciudadanos, quienes fuimos pellizcando, dejando migajas de honestidad, sinceridad, humildad, solidaridad, pertinencia, espacio que ha sido reemplazado por los múltiples delitos e intolerancia social, llevándonos a una competencia en donde el que se atraviese a nuestros intereses, se calumnia, se elimina, se encarcela, o se le absorbe su savia, hasta secarlo por gravedad.
Inversionistas: ¿Quién desea hacer un negocio sin ganar nada? David Sánchez Juliao solía decir: “Nadienn.. hermano nadienn..”, convirtiéndose el beneficio social consecuente de la inversión en un accidente que no se le invertiría con pérdidas, y es ahí donde debe jugar el Estado como regulador, proporcionar diálogos dentro de las normas jurídicas de mejor beneficio para los ciudadanos, estimular al empresario con políticas públicas y acciones tributarias, no boletearlos con la entrega de permisos y habilitaciones, presionarlos con supuestas anomalías para angustiarlos y obligarlos a delinquir. O aquellos que para no cumplir ofrecen primero y funcionan primero.
Cartagena necesita para el 2023 apoyo a la construcción, desempolvar las APP, dejar definido el POT, cohesión social, territorial, revaluar las concesiones existentes, planes maestros, una zona de tolerancia, reforma tributaria con estímulos, oficina de catastro actualizada, organizar el turismo, dejar inscritos macroproyectos en Planeación Nacional, garantizar exenciones de impuestos por muchos años a empresarios exportadores y lo más importante garantizar con la universidad pública en convenio los cupos para los más de 10 mil estudiantes que se quedan sin estudio. “Un año que pasa y otro que se va, lleno de alegría y de prosperidad, tanto trabajá y no tengo ná”.
*Concejal de Cartagena.
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