Columna


Todos tenemos un ángel

MAYRA RODRÍGUEZ OSORIO

31 de diciembre de 2019 12:00 AM

Estando en mi oficina en estos días de Navidad recibo un regalo del cual hasta el sol de hoy no se quién es esa persona que me dice en la tarjeta: “No sabes el ángel que tú has sido en mi vida... y posiblemente ni te acuerdes lo que hiciste, pero yo viviré eternamente agradecido”. Por esto, hoy me atrevo a escribir que existen los ángeles.

Cuántas veces pedimos que suceda algo sobrenatural y mirando al cielo pedimos ese milagro en nuestras vidas y sin embargo no nos damos cuenta de que esa persona que está a nuestro lado es un ángel; aquel que te habla, que te abraza, que te hace un comentario... o te sugiere o da una idea, el que tantas veces te regala una sonrisa y piensas... esto me llega al pelo, era lo que necesitaba.

Podemos vivir aislados, indiferentes, tirando para un lado o para el otro, haciendo lo que nos convenga o despreciando a ese que vemos más necesitado.

Debemos ser ese ángel en la vida de los que nos rodean y debemos saber recibir también a los ángeles que llegan a nuestras vidas, los cuales son de carne y de hueso.

Por eso miremos con misericordia a los que están desprotegidos; seamos un ángel en medio de una reunión, seamos un ángel con aquellos que nos sentamos a trabajar y decirles en medio de un agotamiento del día: “Anda, sigue adelante, todo se te dará”. Porque ni tus dificultades, tus preocupaciones, tus dolores, tus enfermedades, tus problemas económicos y de familia te hacen pedir milagros, y miras al cielo y pides un gran milagro.

Cuando pidas ese gran milagro, mira a quiénes tienes a tu alrededor porque seguro tienes a tu lado a alguien, tienes un ángel que te anima con una buena palabra, palabras que dan vida, reaniman y ayudan a tener descanso para tu alma y todo esto trae paz.

Seamos ángeles en medio de la sociedad y de nuestros dirigentes, apoyando positiva y democráticamente sus buenos planes.

Estas personas te inspiran a seguir, a descansar y creer que algo bello viene. No hay enfermedad, no hay problema económico, no hay pérdida de un ser querido, no hay amargura donde está el ángel de Dios que te puede ayudar.

Pero lo mejor que podemos sentir, es esa alegría de convertirte en un ángel y que puedas tener la satisfacción de recibir un día una tarjeta de alguien que quizás ni te acuerdas y te diga que has sido un ángel para su vida.

“Anda sigue adelante, todo se te dará”.

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