Cualquiera, con dos dedos de frente, le preocuparía saber que el 30% de los alimentos consumimos los colombianos, es decir 12 millones de toneladas al año, provienen del exterior, impregnados de preservantes potencialmente tóxicos, recorriendo miles de kilómetros y, de carambola, estrangulando a nuestros campesinos, cuyas ganancias se quedan en las garras de los voraces intermediarios.
Pero ‘Tontín’ no guarda secretos y descubre el agua tibia formulando pregunticas difíciles de contestar para las mentes brillantes, lejos de aquellas que, aún no sabemos, quién fue primero: ¿el huevo o la gallina?, ¿la pobreza o la avaricia?, ¿los partidos o la mezquindad?
Recomiendo que sus respuestas las entreguen directamente a Tontín: lo encontrarán disputándole la basura a los perros callejeros, en asfixiantes tugurios, en los niños convertidos en mercancía de braguetas, en los abuelos sin techo ni esperanza, en los enfermos desatendidos, en las madres que esperan, inútilmente, el retorno de sus hijos devorados por la guerra, y en los millones de colombianos que se acuestan y levantan con el estómago pegado al espinazo.
Le contaron a Tontín que, en 1499, cuando llegaron los primeros españoles a la Costa Atlántica colombiana, sus pobladores ancestrales consumían cantidades suficientes de maíz, yuca –casabe–, peces, frutas, agua de manantial, no existían pordioseros ni subsidios de ‘Familias en acción’.
Estas son las pregunticas de Tontín desde sus dientecitos de leche:
1. ¿Por qué ahora, 473 años después de la conquista, importamos el 70%, ¡5’600.000 toneladas! de maíz?
2. ¿Por qué, si Colombia es el tercer país más rico del mundo en recursos hídricos: dos mares, 50 caudalosos ríos, cinco descomunales vertientes hidrográficas, 1.800 lagunas y lagos, 1.900 ciénagas y 10 enormes embalses, el 40% del pescado que sirven en nuestras mesas proviene, entre otros, de Vietnam y Costa de Marfil, al otro lado del planeta?
3. ¿Por qué, si nuestras fértiles montañas producen el mejor café del mundo, importan, para los colombianitos, 800.000 sacos anuales de café ecuatoriano y peruano de muy baja calidad?
4. ¿Por qué 7,3 millones de compatriotas, verdaderos esqueletos vivientes, mendigan asistencia alimentaria, huyendo del despojo y la violencia que abonó, con lágrimas y sangre, los surcos de la patria?
5. ¿Por qué los hijos de Juan, el pescador, abandonaron la canoa y la atarraya? Mientras los nietos de Pablo, el agricultor, decidieron tomar camino a la ciudad y ahora sobreviven en azarosos barriales y no junto al rocío que besa la frente de la semilla germinada.
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