El dudoso rigor científico con que se manejaban las cifras oficiales en Colombia, motivó hace varios años a acuñar una frase que se hizo célebre en círculos académicos: “Hay dos formas de faltar a la verdad: diciendo mentiras y creyendo en las estadísticas del DANE”.
Los tiempos cambiaron y el avance de las tecnologías permitió que el país adoptara herramientas y metodologías ajustadas a estándares internacionales, que aumentaron el nivel de certeza y credibilidad en el manejo de sus estadísticas, a partir de las cuales se diseñan e implementan políticas públicas y acciones privadas para el desarrollo del territorio y atención a las necesidades de la población.
No obstante, la reciente publicación del censo de población y vivienda 2018, realizado bajo coordinación del DANE, ha devuelto la incredulidad y la percepción generalizada de una ‘pifia’ institucional de grandes proporciones, especialmente en lo que respecta a los resultados sobre Cartagena.
Según el nuevo censo, Cartagena tiene actualmente 887.946 habitantes, es decir, 7.454 menos que los contados oficialmente en 2005. Un decrecimiento poblacional de esas proporciones es imposible, a menos que se hubieran registrado episodios como una masiva desocupación de la ciudad, que su población hubiera sido sometida a una rigurosa política de control de natalidad, o diezmada por una guerra, peste o hambruna en la última década.
Por el contrario, en esta ciudad sus mujeres no solo “no han dejado de parir”, como advierte el exgobernador Juan Carlos Gossaín, sino que la tasa de natalidad ha ido en aumento, y su población ha crecido exponencialmente por flujos migratorios internos y externos. Las propias proyecciones del DANE, recogidas en varios estudios por Cartagena Cómo Vamos, indicaban que a 2017 Cartagena contaría con 1’024.882 habitantes.
Pero lo que realmente devela la enorme inconsistencia del Censo 2018 es su confrontación con otras cifras oficiales; en la base de datos de Sisbén, a corte de mayo de 2019, en Cartagena están registradas 842.753 personas; es decir, por muy poco La Heroica sería una ciudad ‘sisbenizada’, en la que por obra y gracia de unos burócratas andinos, desaparecieron todos los habitantes de los estratos afiliados al régimen contributivo.
Las consecuencias que ese cálculo poblacional representa para Cartagena son graves; al contar oficialmente con menos de un millón de habitantes, la ciudad deja de recibir importantes recursos por transferencias nacionales y queda imposibilitada para manejar, por ejemplo, los recaudos de la Sobretasa Ambiental para su inversión en programas sociales, especialmente en materia de salud.
Hace bien el alcalde Pedrito Pereira en pedir al director del DANE la revisión y corrección del censo, para impedir que se prolonguen en el tiempo las ‘injusticias distributivas’. ¿Error o manipulación con esta pifia del DANE?
*Asesor en comunicaciones
Comentarios ()