Columna


Un grano de arena

ROBERTO FORTICH MESA

17 de abril de 2020 12:00 AM

Hasta hace poco la única forma de financiar una causa era acudir a los bancos o a los patrimonios de familiares y amigos. Si la meta era noble entonces una fundación podía encargarse de capitalizarla, pero si era artística o de emprendimiento, casi no había escapatoria a los onerosos préstamos iniciales.

La alternativa a estos canales tradicionales de financiación y que está apareciendo con gran resonancia en el mundo empresarial se fundamenta en el micromecenazgo o crowdfunding. Su fuerza radica en el masivo número de aportantes de capital que atrae, sin importar el tamaño de su aporte.

Los hogares colombianos están familiarizados con el micromecenazgo – campañas de financiación relámpago que solicitan a la ciudadanía donaciones masivas – porque ese fue el formato usado por los eventos Teletón, que desde 1980 recaudan recursos para obras benéficas. Muchos colombianos crecieron viendo estas teletones por televisión.

Pues bien, el micromecenazgo, aunque similar, está en una categoría de mucho más alcance que los acostumbrados eventos de Teletón, porque sus donantes ahora abarcan a los internautas de todo el planeta. En 2015, por ejemplo, los fabricantes del reloj inteligente “Pebble Time”, lograron que cerca de 80 mil contribuyentes aportaran colectivamente por internet 20 millones de dólares para la materialización del aparato, que inicialmente no era sino una idea en un pizarrón.

Otra diferencia fundamental con el modelo tradicional de donación consiste en que el contribuyente no necesariamente se mueve por la caridad. Un micromecenas es alguien apasionado por una idea innovadora, que está dispuesto a dar un par de centavos al mes para sentirse partícipe de un proceso creativo. Es un enamorado que con su aporte da un grano de arena que le da acceso a saborear en tiempo real el proceso: desde que nace como un sueño, pasando por cada etapa de lluvia de ideas, preproducción, fabricación, y distribución.

Aunque no todos los proyectos inscritos en plataformas de micromecenazgo consiguen despegar, los que lo hacen salen catapultados con la fuerza de la viralidad del internet.

¿Qué tanta acogida puede tener en Colombia este modelo alternativo? Tenemos una masa nada despreciable de 28 millones de internautas, de los cuales el 76% compran en línea (cifras de comercio electrónico elaboradas por BlackSip). También, este año, INNpulsa y la Bolsa de Valores de Colombia lanzaron su plataforma propia de crowdfunding, llamada a2censo. Las condiciones están dadas para que los emprendedores se animen a conocer y usar esta herramienta en vez de tocarle la puerta a un banco.

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB o a sus directivos.

*Profesor de la Escuela de Negocios, UTB.

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