Columna


Un norte para Cartagena

EDUARDO GARCÍA MARTÍNEZ

03 de octubre de 2020 12:00 AM

Para que el turismo en Cartagena funcione con la armonía y la calidad propias de un destino de importancia mundial, se deben asumir responsabilidades que parten del concepto bien entendido de autoridad. De ahí se desprende todo lo demás: orden, organización, planeación, respeto a la norma, acción sancionatoria, lucha contra el delito, formalización a todos los niveles.

Ahora que se dan los primeros pasos post COVID-19, Cartagena necesita definir lo que quiere ser como destino y tener su autoridad pública para el sector turismo. Una autoridad bien ejercida y entendida es básico para corregir tanto desajuste. La ciudad no puede seguir con la práctica de dejar hacer en el turismo lo que a todos les venga en gana, como venía ocurriendo desde hace largo tiempo.

Se requiere de autoridad para ordenar el sector, definirle normatividad, manejar con precisión el territorio. Por ausencia de esa autoridad muchas cosas han marchado en contravía de la ciudad como destino. El desorden en las playas lo decía todo: turistas acosados, irrespetados, agredidos, mientras la informalidad y la suciedad andaban sin control.

Las palabras de advertencia sobre los desafueros no eran escuchadas, políticos y avivatos pescaban en río revuelto mientras el Centro Histórico se irrespetaba al extremo con escándalos, drogadicción, prostitución –incluida la de niños–, acoso, informalidad, inseguridad, suciedad. En la post pandemia la limpieza será requisito básico si se quiere ganar reconocimiento en la prestación de servicios turísticos.

Cartagena estaba en franco crecimiento en cifras de visitantes antes de la pandemia, lo que había provocado gran euforia. Fiestas y hostales florecieron con la bonanza, pero también desorden, accidentes en el mar, algarabía, inseguridad. La sostenibilidad real de un destino turístico no se logra sin autoridad ni planeación, sin saberse dónde está el norte, lo que se quiere y se necesita para avanzar en la dirección correcta. Creer que la masificación es sinónimo de éxito puede ser equivocación. Algunos de los destinos más destacados en el mundo están dando marcha atrás debido a los estragos de la masificación descontrolada.

Es tiempo de definir lo que Cartagena aspira a ser en el mundo del turismo. Se requiere una política pública que favorezca la planeación, defina la entidad que debe ejercer la autoridad y facilite la formación de una ciudadanía comprometida con el sector. Es fundamental estructurar la visión y la acción necesarias para hacer de Cartagena un destino que ofrezca calidad, seguridad, limpieza. Eso, unido a su rico patrimonio, su historia y cultura, le darán el éxito futuro. Su sostenibilidad.

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