Columna


Un Tractor en Malandrylandia

“El Tractor regresó después de 15 años y se lanzó a la Alcaldía, arrollando a sus perseguidores, en especial a los candidatos de las casas políticas que querían seguir en el poder”.

JAVIER RAMOS ZAMBRANO

03 de noviembre de 2019 12:00 AM

Érase una vez una ciudad a la que llegaron unos hombres con un acento como de lengua pegada. Su objetivo no era únicamente sacar todo lo que hubiese de valor en esa tierra rodeada de un mar espléndido, sino también construir castillos y fortalezas para defenderse de cualquier ataque en su nueva conquista. El sudor corría por la frente de los nativos, quienes esclavizados, trabajaban para ver cómo la riqueza se quedaba en manos de aquellos invasores.

En libros antiguos reza que los nativos, cansados de los abusos y la desigualdad, soltaron un día un grito tan fuerte que lograron expulsar de sus tierras a los poderosos que desembarcaron desde otro continente. Los llamaron Heroicos, y así empezaron a decirle a esa vieja y luchadora ciudad cuando logró la independencia: La Heroica.

Muchos años después, un día lluvioso, a sus habitantes -los mayores de edad-, se les dio el derecho de elegir a sus propios gobernantes. Sin embargo, a pocos les interesaba lo que pudiera pasar con el poder político y preferían no salir a votar.

Aquel Corralito de Piedras fue creciendo de manera descomunal; se inundó de carros y motos que aún transitan por las mismas vías. La gente empezó a poner rejas y candados en sus casas porque la inseguridad no dejaba ni que se sentaran en la terraza. La falta de empleo y de un transporte público eficiente llevó a que muchos hombres usaran su vehículo particular para hacer carreras de manera ilegal. Los enfermos no tenían a dónde ir porque el puesto de salud de su barrio no se terminó de construir. A los niños en los colegios, donde las paredes se desmoronaban, empezaron a negarles un buen desayuno.

Pese a todo lo anterior y a muchos problemas más, los Heroicos dejaron que su ciudad fuera mal gobernada. Las maquinarias políticas hacían fiesta: conseguían los pocos votos necesarios para seguir mandando. La inestabilidad a la que llegaron en la ciudad fue tal, que tuvieron 11 alcaldes en 8 años, cuando un burgomaestre debía durar 4.

Un día cualquiera, los ciudadanos vieron transitar por redes sociales a un Tractor que andaba por Norteamérica, quien además tenía el poder del habla. Él decía que esta era una ciudad cooptada por corruptos y malandrines políticos, a la que había que salvar, al punto que ya en otras ciudades le llamaban Malandrylandia. El Tractor regresó a La Heroica después de 15 años y se lanzó a la Alcaldía, arrollando a todos sus perseguidores, en especial a los candidatos de las casas políticas que querían seguir en el poder.

La mayoría de la ciudad, indignada y con rabia por un pasado oscuro en gobernabilidad, le dio su voto de confianza un domingo de octubre de 2019.

Ahora va nuevamente por estas calurosas vías, conociendo apenas cómo transitar con prudencia para que le alcance la gasolina por cuatro años, pues habrá algunos malandrines, esos que no contaban con su astucia, que buscarán frenarlo en seco.

El Tractor quiere subir gente preparada y con buenas intenciones para asumir este viaje y cambiar la vergonzosa historia. Tiene luz verde.

Periodista. Magíster en Comunicación. Twitter: @javieramoz

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