Desde marzo de este año el gobierno radico en el congreso el proyecto de reforma del sistema de salud, que de ser aprobado acabaría en parte con las falencias de la Ley 100, una norma llena de buenas intenciones pero que nació envenenada de irrealidad. No obstante la necesidad de esta reforma, el proyecto del gobierno ha sido víctima de un plan tortuga según el senador Armando Benedetti y de tácticas dilatorias (37 senadores se declararon impedidos) al punto que solo el 9 de octubre se votaron los primeros artículos y el 16 de este mes se reanudara la votación. La urgencia de la reforma radica en que, si bien con ley 100, se aumentaron los recursos para la salud y la cobertura, su intrincada tramitología y los desfalcos han hecho que muchos usuarios se quejen por asuntos tales como: el colapso de los servicios de urgencias, retraso en la atención en la consulta externa y negación o retardo de las citas con especialistas, entre otros temas.
La muchedumbre de tutelas (232.840 hasta septiembre de este año) es una prueba evidente de que anda muy mal el sistema. Entre las acciones más frecuentes de los tutelantes merecen destacarse: obligar a las EPS a que ordenen la ejecución de pruebas de laboratorio hormonales, cirugías comunes o tratamientos especializados para algunas enfermedades de alto costo como Sida, cáncer e insuficiencia renal, entre otras . La verdad es que 19 años después de ser expedida la ley 100, el cierre de decenas de hospitales, los “paseos de la muerte “y los pacientes mendicantes de servicios, son una prueba palmaria de la necesidad hacerle ajustes a esta norma. En el proyecto de reforma se le cercenan funciones a las EPS, las cuales se convertirán en gestoras de riesgos; se crea un organismo que se denominara “Salud Mía “que reemplazara al FOSYGA y se establece el giro directo del dinero a las IPS y también a los entes de salud territoriales. Me atrevo a sugerir algunos aspectos puntuales que podrían, en mi concepto, ayudar en parte a mejorar algunos problemas de la ley 100 como son: obligar a que las EPS den la citas para medicina general de manera inmediata o a mas tardar a las 24 horas de solicitadas vía “Call Center” y que los pacientes sean atendidos por médicos generales con algún entrenamiento en medicina familiar. Estas acciones descongestionarían los servicios de urgencias y disminuirían las remisiones innecesarias a especialistas. En paralelo, sería importante obligar a las entidades que tienen que ver con el sistema a dignificar el trabajo de los profesionales de la salud con contratos a término indefinido y salarios decorosos. No obstante que la salud es importante, el trámite en el congreso de esta reforma ha sido lento y azaroso, algo que refleja el divorcio de la clase política con el pueblo. La reforma de la salud es urgente, es una cuestión de vida o muerte.
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