Columna


A unir fuerzas

CÉSAR PIÓN GONZÁLEZ

27 de junio de 2017 12:00 AM

Después de las 522 riñas y 7 muertes que dejó la celebración día del padre en Cartagena, valdría la pena preguntarse si toda la solución a la problemática y la responsabilidad le cabe la clase política o el análisis va más allá de un persuasivo titular de prensa.

Estamos en un país con gran influencia mediática donde las redes sociales marcan la opinión pública y crean equivocadamente estereotipos con la supuesta autoridad de calificar buenos y malos en sus escenarios o contextos naturales.

No podemos desconocer que hay un movimiento sin líderes que siguen al mejor despachador de denuncias amarillas ambientadas con caricaturas y sonidos que destruyen en primera y última instancia a cualquier ciudadano.

Se incrementa el odio, el desprecio, el impulso, la movilización y hasta se crecen nuevas noticias con las más impresionistas imágenes que hoy rebasaron cualquier código y cualquier censura de lectores. Hace días cuando pasaron por las redes las imágenes de una niña de 4 años que estaba siendo violada, no podía creer que muchos las replicaran, pero, no es culpa de los políticos solamente, hay una afectación social generalizada y la complicidad de grandes inversionistas que según sus intereses, apoyan ciertas candidaturas.

Con un sector privado fuerte y el complemento del Estado podríamos lograr alcances interesantes en materia social, económica y cultural para nuestras comunidades; pero no, hemos actuado como rueda suelta siendo injustamente los servidores públicos, quienes más recibimos los dardos de los ciudadanos.
Por ejemplo, Cartagena tiene un presupuesto anual de $1,2 billones, de los cuales solo un 30% es para inversión dado el alto número de pasivos y gastos de funcionamiento que tiene el Distrito.

Ahora pregunto, ¿qué pasó con los 17 billones embolatados en Reficar?

No se trata de defender lo indefendible, porque soy el primero en decir que los errores deben pagarse sin importar la posición que se ocupe.
Pero también debo aclarar que los grandes monopolios silencian su accionar con relaciones y dinero, sin tener en cuenta el interés general de un país golpeado durante décadas por piratas en busca de oro.

Quiero dejar claro que no soy un luchador de clases, solo quiero gritar lo que veo y demostrar mi desacuerdo ante el fuego indiscriminado de esta sociedad, a la que tristemente sólo le refieren una parte de la historia.

Concejal de Cartagena.

COLUMNA DEL CONCEJO
protocoloconcejodecartagena@gmail.com

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