Parte de la respuesta fue dada hace una semana y desafortunadamente los indicadores ratifican lo que percibimos: no va bien.
No me gusta hablar desde lo negativo, siempre trato de enfocarme en lo propositivo y en los compromisos que generan cambios para mejorar, sin embargo, los resultados de “Cartagena Cómo Vamos”, nos dejan muy mal parados como ciudad en lo social y lo institucional.
No tengo duda sobre el desarrollo económico que hoy se está generando, pero si esto no está articulado al progreso y la consolidación de una ciudadanía más empoderada, con condiciones de progreso, no seremos sostenibles a largo plazo. Necesitamos un empresariado conectado a la ciudad y ciudadanos conectados con el ecosistema empresarial.
Hechos económicos y de desarrollo, como contar con más de 150 proyectos inmobiliarios que generan una inversión de más de US$2,2 billones, tener un turismo que crece a un ritmo que supera al resto del país, un sector petroquímico y de puertos que nos pone a jugar como líderes en Latinoamérica, no convergen con realidades como que hoy más de 55 mil personas viven en la indigencia, que 3.643 niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años quedaron embarazadas en 2016 y que la tasa de desempleo más alta la encabezaron jóvenes entre los 18 a 24 años.
Ante este panorama y con la situación institucional de la ciudad, tampoco parece fácil encontrar el liderazgo para definir un plan a largo plazo; sin embargo, el reto, entre otros, está en pensar cómo nuestros jóvenes visualizan y construyen aquí su proyecto de vida. En este punto propongo que de esta crisis comencemos a articularnos, empresarios, Estado y ciudadanía, o los que quieran aprovechar ese crecimiento económico, para evitar a toda costa que la riqueza de Cartagena se siga quedando en unos cuantos. Nuestro compromiso es generar sinergias para que la pujanza económica logre impactar el desarrollo social y la calidad de vida de todos.
Como mensaje de cierre el mejor aporte que el sector económico y gremial puede hacer a este proceso, se centra en crear empresas, más que negocios, ello implica generar empleos dignos, apoyar el desarrollo de proveedores, promover la formación pertinente a nuestros niños y jóvenes, fomentar proyectos públicos y privados que le apunten a la convivencia y al respeto del espacio público. En fin, empresas que respondan a sus propios intereses y los del entorno.
*Presidenta de la Cámara de Comercio de Cartagena
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