Hay días donde amanezco con la nostalgia alborotada y por ahí busco mis recuerdos con esas ganas locas de abrazar los viejos tiempos. El problema, fregado, es que no tengo fotos de esos viejos tiempos. Cuando le hablo a mis hijos de mi infancia en la calle y de aquellas noches memorables en que jugábamos a ‘la lleva’ o al ‘escondido’, siempre me interrumpen diciendo, “papá, ¿y tienes fotos de esa época?” ¡Y cómo explicarles a ellos que en aquellos días no se tomaban fotos! Dale... algunas fotos las tendrá ‘Pelencho’, pero, ¿y quién las encuentra?
Hablando de recuerdos, el otro día nada más les contaba a mis sobrinos sobre cómo era “la bahía” en mis años de colegio. Sus aguas cristalinas, llenas de mojarras, pargos, agujetas y tantos peces más. En los días sin brisa, desde el muelle “verde”, podías divisar una picuda como a 20 metros de distancia. Pero todo se complica cuando los sobrinos te preguntan: “Ajá, tío, ¿y tienes algún videíto de la bahía en aquellos días?” ¿Videíto? Si para tener un videíto teníamos que esperar unos 20 meses para que revelaran el rollo en algún laboratorio escondido en la capital. Entonces, cómo diablos voy a tener un videíto de la bahía o de un partido entre Colpuertos y Conastil, si de cosa tengo la foto horrible de mi primera comunión. Además, “Pelencho” nunca tuvo una “súper 8”.
Por eso digo, estamos fregados. Y que alguien me responda si tienen un videíto del “loco Arturo”, “del griego” o de “la carioca”, con sus “cobros” legendarios. Si es que estoy aburrido de imitarle a mis hijos el sonido de un “Camberra” en las fiestas novembrinas y siempre me preguntan por el bendito videíto. Y con los sabores es peor: ¿cómo describir el sabor de una guinda, de la uva Román o de un caimito? ¿Cómo explicarles a los hijos que en el teatro Colón, en vespertina, uno se perdía los primeros 15 minutos de la película por la claridad del día? ¿Y quién tiene un Tik Tok de eso?
Además, en el Magali París podías encontrar desde un jabalí vivo, hasta un “Mejoral” o un pantalón terlenka, pero curiosamente nunca vendieron cámaras fotográficas y menos la “súper 8”. Entonces, todos tenemos un déficit escandaloso de registros fotográficos para recordar nuestros viejos tiempos. Y pensar que un niño de hoy – a los diez años - puede tener más imágenes que toda Cartagena desde los años de la Conquista hasta los últimos días del siglo XX, con la aparición de las cámaras en los celulares.
Por cierto, antes de irme, ¿alguien tiene un videíto del home run de Abel Leal, contra la novena del Atlántico en la Santa Marta de 1972?
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