Columna


Yolanda la grande

GABRIEL RODRÍGUEZ OSORIO

25 de octubre de 2021 12:00 AM

Desde que tengo memoria he visto que Yolanda Pupo Porto de Mogollón ha cargado en sus frágiles hombros el peso de sacar avante el Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (MAMC). Ella, con las uñas, lo ha logrado y hoy es un activo cultural y patrimonio no solo de los cartageneros, sino de los colombianos y lo ha hecho ad honorem, que es más meritorio aún.

El Museo de Arte Moderno posee una colección de arte que se inició mediante una donación de la Organización de Estados Americano (OEA), sobre pintura latinoamericana de los años 50, y arte moderno contemporáneo y del Caribe nuestro, liderada por el director de artes de esa institución, José Gómez Sicre; la cual Yolanda ha ido ampliando hasta tener un inventario de más de 400 obras, la mayoría, de artistas costeños, albergando obras de lo mejor de la plástica nacional e internacional: Enrique Grau, Alejandro Obregón, Cecilia Porras, Hernando Lemaitre, Bibiana Vélez, Daniel Lemaitre, Cogollo Cuadrado, Darío Morales, Cecilia Herrera, Armando Morales, Fernando de Szyszlo, Ignacio Gómez Jaramillo, Mateo Manaure, Oswaldo Vigas, Eduardo Ramírez Villamizar.

Fue en Cartagena, como todas las cosas importantes que le han sucedido a Colombia, el primer Museo de Arte Moderno, cuando un grupo de quijotes: Enrique Grau, Alejandro Obregón y entre ellos Yolanda Pupo, lo fundan en 1960, y Obregón diseña el logotipo con las letras que parecen tener el deseo de engullirse el conocimiento, aunque solo hasta 1977 dispone de una sede propia y los arquitectos Gastón Lemaitre y Manuel Delgado hacen el rediseño y adaptan la vieja casa colonial que había sido construida en el siglo XVII.

Años lleva Yolanda detrás de esta encomiable labor, años, desde que se puso la primera obra en sus paredes coloniales, tanto que la cogieron sus años de senectud sirviéndole y como una Úrsula Iguarán, sigue en pie de lucha para mantener su estatus.

Es momento de darle una mano amiga al museo y a Yolanda (ella misma parece una pintura del Renacimiento) y enfrentar los nuevos retos que requiere esta institución; porque lo primero que hace un viajero cuando llega a otra ciudad que no es la suya, es visitar los museos y sobre todo el de arte moderno.

Con la creación de la Fundación Amigos del MAMC, se busca coadyuvar a Yolanda en tan dura labor e incentivar la participación ciudadana, para crear nuevas estrategias que permitan generar ingresos para su autosostenimiento e ir pasando la posta a las nuevas generaciones, e incrementar el conocimiento de las artes.

Por eso el Museo de Arte Moderno es la cara amable de Cartagena. La que va a sacar la cara por nosotros cuando el visitante vea el esplendor de la pictórica regional y nacional.

Uno puede llegar a saber cómo es un pueblo de acuerdo a su museo de arte moderno, así como sabemos cómo eran los hombres de las cavernas.

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