Columna


Zapatazos

WILLY MARTÍNEZ

08 de abril de 2020 12:00 AM

En 1985 era agria la disputa entre Jorge Peralta, “Zapatón”, propietario del restaurante “Perniles” y el alcalde Hans Gerdts, quien se disponía a ampliar la Av. San Martín impactada por el flujo vehicular que imponía la construcción y el comercio.

Recuerdo el disgusto de Doña Judith Porto porque su local perdía considerables espacios como también “El Toboso”, cuyo dueño fundaría “Noches de América” que revolucionó el espectáculo nocturno y abrió el telón a mujeres de la vida intensa.

Los afectados buscaron padrinos, hubo debates en el Concejo y “Zapatón” urgía apoyo político. Nadie convenció al alcalde de echar atrás su decisión y orgulloso mostraba un plano donde aparecían “Zapatón”, “El Toboso” y Doña Judith, y frente a ellos un soberbio D-6 Caterpillar listo para actuar.

Era señalamiento lapidario y Hans disfrutaba cada paso. “Zapatón” se presentó a una cita, el alcalde no pudo atenderlo por estar incapacitado después del baile de coronación de María Mónica Urbina y solo recibió en su casa al embajador chino cuando estaba por llegar una draga para ampliar las playas.

No satisfecho con la excusa “Zapatón” insultó a la secretaria y energúmeno se dirigió a la tesorería dónde Alberto Borda trató de calmarlo. Llamó a Fabián de la Espriella, secretario del alcalde, quien llegó con una botella de menticol para ofrecer a “Zapatón” como presente del alcalde lo que acentuó su furia. Fabián no resistió la embestida y salió despavorido.

“Zapatón” en plena Plaza de la Aduana gritaba como desquiciado, subía el tono y lanzaba improperios contra Hans. Borda imploraba compostura pero nada lo calmaba. Un cura de la parroquia de San Pedro Claver que cruzaba por la plaza con el Mono Franco Burgos le pidió cordura e invocó el nombre del Señor. Fue peor porque se quitó los zapatos y con ellos en sus manos señalaba el balcón del despacho. Hans le hizo revisar los impuestos municipales en mora, le investigó la vida crediticia y ofició al DAS para conocer su expediente de extranjería. “Zapatón”, vencido, clausuró su negocio y partió para Panamá donde falleció tiempo después.

Borda heredó su zapatera y todavía hoy tiene varios pares. El otro día llevaba puestos los mismos que “Zapatón” se quitó en la plaza, unos florsheims 46, de anchos tacones, suelones y puntiagudos que fueron su armamento predilecto. No solo las botas del Tuerto López han sido famosas en este rincón de los abuelos, también lo fueron los zapatos de “Zapatón”, extranjero gigantón y arrogante en los tiempos de Hans Gerdts y su famosa draga china.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS