Este 25 de junio Aguas de Cartagena celebró 25 años de inicio de operaciones, momento que también marca el arranque del primer modelo exitoso de coparticipación entre los sectores público-privado en el país.
Años antes de aquella fecha los cartageneros no se acostumbraban a recibir un servicio intermitente de agua potable, no siempre de buena calidad, con una baja cobertura, pues en 1995 llegaba al 74,40%. Y peor en el de alcantarillado, que apenas cubría el 60,81%, con lo cual el rebosamiento de aguas servidas era una constante.
La Empresa de Servicios Públicos Municipales (EPM) que le dio paso a Acuacar tuvo también una época de gloria; sin embargo, sucesivas administraciones fueron destrozando sus finanzas y la politiquería desarmó los esquemas empresariales exitosos bajo los que operó varios decenios. Las EPM, otrora orgullo de los cartageneros, se convirtió en lastre que retrasaba el desarrollo de la ciudad, al punto que terminó citada como ejemplo de lo que puede llegar a ser ineficiente cuando el Estado, con un anodino manejo, se encarga de hacer empresa; con ello, las teorías que por esos tiempos pregonaban un achicamiento de éste, por su inoperancia, terminaron imponiéndose, sin que la discusión sobre qué es preferible haya concluido aún. Es la práctica de lo que hacen con las entidades quienes las dirigen, lo que marca qué modelo es exitoso, y no las teorías que las distintas corrientes ideológicas propugnan. Pero Acuacar se ha mantenido ajena a esas discusiones. Es evidente que prefirieron seguir el camino de implementar y ejecutar los planes de mejoramiento a los que se obligaron con su accionista mayoritario (el Distrito), que contenían compromisos direccionados a la cantidad, calidad y continuidad de los servicios con el acompañamiento del socio operador experimentado que fue seleccionado en 1994, la Sociedad Aguas de Barcelona (hoy SUEZ).
En estos 25 años Acuacar pasó a ofrecerles a los cartageneros el 99% de cobertura en agua potable y 91,5% en alcantarillado. La empresa tiene otros logros para mostrar, que no mencionamos aquí, pero que pueden valorase en una expresión simple de medición de resultados: el recaudo en el pago de los servicios que presta está en 99%. Esto es prueba de que la ciudad no tiene una cultura de no pago; por el contrario, sus ciudadanos tienen la vocación de pagar los servicios si estos se prestan con eficiencia.
Los 25 años coincidieron con un debate en el Concejo. Esperamos que la curtida administración de Acuacar tome nota de las críticas y proceda a valorar las que resulten consistentes. Con estas y las que otras entidades y expertos han formulado, procedan a corregir lo que sea factible y las conviertan en nuevos retos a superar, como hasta ahora lo han probado tras cinco lustros de denodado empeño.
Felicitaciones a la empresa, a sus administradores, personal y contratistas. Sus usuarios esperan que sigan esforzándose en servirle con lealtad y eficiencia a Cartagena.
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