Editorial


Capital del porno

“O la ciudad se para de frente contra negocios que la tienen sumida en la inseguridad y la mala fama, o Cartagena de Indias no sostendrá un turismo y una...”.

EL UNIVERSAL

16 de mayo de 2022 12:00 AM

Tienen razón quienes afirman que los adultos pueden realizar el congreso o encuentro que quieran. De hecho, de conformidad con la legislación colombiana, los particulares, esto es, los ciudadanos que no ejercen funciones públicas, pueden hacer lo que les venga en gana con sus vidas... siempre y cuando no atenten contra el orden público, las buenas costumbres y la moral colectiva.

Celebrar un evento de adultos en un sitio cerrado no vulnera, en principio, ninguna de esas históricas limitaciones de la libertad individual, recogidas a lo largo de la legislación civil colombiana.

Desde esta óptica el regreso a Cartagena del encuentro de la American Adult Business Exposition o Lalexpo, en el que concurrirán empresarios y profesionales del entretenimiento para adultos, del 12 al 15 de junio próximo, es legítimo.

Pero hay que hacer memoria: es una nueva versión del evento que en julio de 2017 despertó indignación ciudadana y padeció el rechazó de quienes estaban empeñados en que Cartagena no fuera vista como destino acorde para el entretenimiento sexual.

Para esta nueva edición ya distintos estamentos comienzan a levantar sus voces, como lo ha hecho el Colectivo Somos Centro Histórico, cuyos integrantes han pedido que no se autorice la realización de este congreso. Sostienen, con razón, que el contexto de la ciudad, que padece de la fama de centro adelantado para la prostitución infantil, el turismo de drogadicción, de excesos nocturnos y más recientemente de reconocido sicariato internacional, tenemos servidos los ingredientes para un coctel que sólo explotará en la multiplicación de una imagen contra la que la mayoría de los ciudadanos ha querido luchar, pero cuya batalla van perdiendo sobradamente.

Ante la pregunta sobre qué tiene el Distrito para promover el turismo cultural y familiar, la respuesta para un parroquiano medianamente informado seguramente es, ninguna. Pero claro que la tiene; sin embargo, los hechos que se imponen permiten inferir que esa política es extremadamente tímida.

Por el contrario, las calles de la ciudad, desafiando aquellas expresiones de que aquí estamos de frente contra la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes, se estrella contra la oferta descarada de sujetos que son vendidos como objetos.

Hace pocos años gobernador y alcalde de entonces, en armonía con grupos de ciudadanos, evitaron que el congreso referido se realizara. Y no es un asunto de mojigatería. Tiene que ver con el mensaje que se manda al mundo en tiempos de sonado desprestigio.

O la ciudad se para de frente contra negocios que la tienen sumida en la inseguridad y la mala fama, o Cartagena de Indias no sostendrá un turismo y una convivencia entre sus residentes que valga la pena disfrutar... salvo que seas un adulto dispuesto a pagar lo que quieras para hacer lo que te venga en gana en una ciudad sin Dios ni ley.

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