Editorial


Carros abandonados

“Pero es que además, los carros echados al olvido en andenes y carriles, generan contaminación ambiental y visual, afean el panorama urbano y dan la sensación de saturación del medio”.

De los problemas que más dificultan la vida en el país y en Cartagena, son los de convivencia entre vecinos y en el hogar, porque todos quieren imponerse, aun sabiéndose en contravía de lo correcto.

En El Universal recibimos muchas quejas de ciudadanos con problemas en su comunidad por la intolerancia y los abusos de algunos vecinos.

Un caso recurrente de los excesos de algunos es abandonar sus carros en desuso, en las vías públicas. Es un problema grande y que crece. Estos carros obstruyen la movilidad de los demás vehículos, al punto de restringir el paso del camión recolector de basura, o de alguna persona enferma que salga de urgencia en automóvil hacia una clínica, o del que llega en taxi a descargar frente a su casa el mercado familiar. Esos casos afectan mucho, pero a los infractores de los carros abandonados parece ‘resbalarles’, hasta cuando su atropello sea un bumerán y lo sufran en carne propia.

Pero es que además, los carros echados al olvido en andenes y carriles, generan contaminación ambiental y visual, afean el panorama urbano y dan la sensación de saturación del medio.

Lo anterior sucede en muchos barrios de Cartagena, de todos los estratos sociales, y los infractores parecen intocables por la autoridad. En algún momento El Universal se 'zambulló' periodísticamente en ese tipo de faltas tan comunes en toda la ciudad, y tropezó con la inflexibilidad y obstinación de los infractores, frente a lo cual halló con el Tránsito Distrital (DATT) una alternativa, en la cual ese organismo se comprometía a corresponder con pleno ejercicio de autoridad.

Nos explicaba un funcionario de esa dependencia, que un procedimiento legal útil es que los vecinos le hagan fotos al vehículo abandonado y luego plasmar esas imágenes en papel.

Ese testimonio gráfico debe estar acompañado de un oficio legible, en el que los vecinos contextualicen la situación y el obvio daño que les causa, agregando los datos del vehículo (marca, placa, color y tipo de carro), y si es posible, los del propietario infractor (nombre y dirección). El DATT guardará la reserva del denunciante, pues es asunto de estricta autoridad distrital.

Ese documento debe ser radicado en la oficina del DATT, en Manga, con copia para que le firmen el recibido, y a partir de ese momento esta autoridad se encargará de abordar al vecino arbitrario, a quien le plantean dos situaciones legales posibles: o retira por cuenta propia el vehículo del espacio público que está invadiendo y con el que afecta a la comunidad, llevándolo a chatarrizar, o la grúa del DATT se encargará de hacerlo, y por supuesto le facturará ese servicio completo, con cargo a su cuenta.

Esa opción con el DATT es buena, pero surge esta pregunta: cuando un vehículo parqueado prolongadamente en la vía invade el espacio publico, interrumpiendo la movilidad, ¿por qué la autoridad no actúa directamente, sin necesidad de mediar documentos, tan solo con una denuncia oral?

De cualquier manera es necesario que el Tránsito, con el apoyo de todo el Distrito, incluido el alcalde, ponga en su sitio a estas personas desconsideradas.

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