Editorial


Cartagena, ciudad de la acuarela

César Bertel, acuarelista cartagenero y figura mundial que descolla en esta modalidad pictórica, conocido por la calidad de sus obras, por la innovación en la técnica de la acuarela al emplear el aerógrafo, y por sus grandes formatos, entre varias otras cosas, propone “convertir a Cartagena de Indias en la sede de un festival o encuentro nacional e internacional de acuarelas” durante una semana al año.

Bertel hace un recuento de los acuarelistas locales, desde 1850 con las miniaturas pintadas sobre mármol de José Gabriel Tatis Ahumada; el nacimiento de la Academia de Bellas Artes en 1891; las acuarelas de Generoso Jaspe (1894); y el aporte de Hernando Lemaitre desde los años 50 del siglo pasado, quienes “sitúan esta bella técnica pictórica en un lugar destacado y cuyo legado aún se transmite (...)”. La lista es mucho más amplia, por supuesto, incluyendo al propio Bertel.

El pintor propone que durante esa semana anual de la acuarela, los pintores asistentes del mundo dicten cursos, talleres, encuentros y además hagan demostraciones prácticas de las técnicas de la acuarela, que aparte de algunas reglas básicas comunes a esa modalidad, no son iguales y cada cual hace sus innovaciones y tiene sus preferencias técnicas.

Cree Bertel, y pensamos que con acierto, que un evento tal puede ayudar a desarrollar una nueva ‘camada’ de pintores que persigan la excelencia técnica y temática, sobre todo si la acuarela se vuelve a enseñar en sitios como Bellas Artes y además, en el resto de Bolívar. Se imagina el pintor una penetración general de la acuarela en todos los barrios de la ciudad y rincones de Bolívar, gestándose así un movimiento fuerte que produciría grandes maestros.

Ya sabemos que en la ciudad hay una buena cantidad de acuarelistas, pero lastimosamente muchos viven del día a día turístico, pintando repetitivamente y casi en serie los mismos rincones y balcones de Cartagena en lo que es un esfuerzo para sobrevivir, pero demasiado monótono para el público general, y ni hablar del que es conocedor de estas técnicas y exige por lo tanto una mayor calidad y mejor temática. 

La acuarela no solo es una técnica difícil, sino que en nuestro medio y clima es frágil y ha sido reemplazada en gran medida por los acrílicos y óleos, materiales mucho más resistentes y durables. Parte de lo que debería aprenderse en esa semana de la acuarela es cómo usar nuevos materiales y cuáles lienzos son menos sujetos al ataque de los hongos y por consiguiente a no deteriorarse rápidamente en este clima.

La idea de Bertel de hacer de Cartagena un centro nacional y mundial de la acuarela sonaría descabellada si ya no existiera en Cartagena un festival internacional de música y si no hubiese otro para la literatura, ambos inconcebibles hace unos años, pero ya establecidos, exitosos y en auge. El triunfo del proyecto no depende solo de Bertel, sino de que se pongan la camiseta las instituciones públicas y los ciudadanos privados para sacar adelante esta gran iniciativa.

 


 

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