En una entrevista a Elsa Noguera, alcaldesa de Barranquilla (“Barranquilla está disparada”), publicada ayer en este diario, la mandataria decía por qué cree que su ciudad va tan bien. La palabra competitividad fue reiterada por la alcaldesa con varios enfoques.Enfatizó que los secretarios del Despacho son escogidos por ella y no son recomendados en el sentido clientelista. Dijo que la tramitomanía en la Alcaldía es mínima y la atención a los inversionistas es eficiente. Los propios secretarios atienden a muchos de ellos.
Competitividad para la alcaldesa también es tener buenas relaciones con el resto del sector público y con el Gobierno nacional. Por algo hay barranquilleros en cargos nacionales importantes, como el Ministerio de Transporte y Cormagdalena.
Para la alcaldesa, competitividad también es que el sector público trabaje con el sector privado y citó el proyecto del Superpuerto, cuya primera piedra esperan poner en tres meses. La Alcaldía de Barranquilla construye las vías clave para el desarrollo, algunas llamadas “de la competitividad”, y los privados ensanchan muelles y bodegas.
Esta cooperación, dice la alcaldesa, permite que el sector privado cree empleos de calidad. Noguera enfatiza que el Estado no debe ser un gran empleador, sino crear las condiciones para que lo sea el sector privado.
En salud pública, Barranquilla también va años luz por delante de Cartagena con una red administrada por la Universidad de Antioquia. Su hospital y demás centros de atención son de última generación, ofrecen cobertura universal y este año producirán un superávit de 20 mil millones de pesos para reinvertir en mejorar el sistema.
Barranquilla no es perfecta, pero sí tiene muchas lecciones útiles para Cartagena, donde hay la sensación de que la gente invierte a pesar de la ciudad y sus autoridades, y que lo hace por ser este el lugar para su negocio, y no por el esfuerzo local para atraerlo.
Pero también creemos que Cartagena está en la mejor situación de su historia, con una refinería de hidrocarburos con los mejores estándares internacionales, con una expansión industrial saludable, con varias zonas francas que van bien, con un puerto excelente y aún más prometedor, y con un turismo que creció y crece exponencialmente.
Solo falta la visión conjunta, de la cual comienzan a dar ejemplo SACSA y Aerocivil al trabajar para rebajar la tasa aeroportuaria internacional, la más alta de Latinoamérica. Eso es buscar la competitividad y aún falta más de lo mismo en el turismo y los demás sectores.
El sector público y el sector privado locales tienen que darse por aludidos y ponerse de acuerdo sobre lo fundamental para que la ciudad se desarrolle de verdad y genere los empleos formales que necesita para disminuir su gran deuda social.
Tenemos muchas ventajas, pero nos falta aprender a trabajar en equipo, y también a defender y pregonar nuestras cualidades.
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