Editorial


Ciclovía de Crespo y otras

Es loable que el Tribunal Administrativo de Bolívar se ocupara de ponerle orden a la ciclorruta de Crespo, pero debería la autoridad ir mucho más allá (...)”.

El Tribunal Administrativo de Bolívar conminó a la Policía a hacer campañas en la ciclorruta de Crespo, hecha por la Concesión Vial, para que los peatones usen el espacio construido para ellos y respeten el de las bicicletas.

Para que esta sensibilización sea efectiva tendrá que haber policías allí desde muy temprano en la madrugada hasta tarde en la noche, porque hay distintos grupos de usuarios según las horas. En la madrugada, por ejemplo, hay grupos de ciclistas que pasan por la ciclorruta, y al mismo tiempo no solo caminan por ella los vecinos de los barrios aledaños, sino que es el camino de preferencia de muchos trabajadores que laboran en el norte, probablemente en muchas de las obras del vecindario, y tampoco se les ocurre moverse por el área peatonal.

La labor encomendada a la Policía es muy importante y esperamos que la entidad sea diligente para lograr su cometido, pero también es cierto que debería extender su vigilancia sobre la nueva ciclorruta y paseo peatonal que va desde Crespo hasta La Boquilla, y que lamentablemente solo llega hasta donde terminan las edificaciones del sector.

En la ciclorruta de Crespo, que está entre Crespo y La Bocana, y en la que va desde Las Américas hasta el último edificio en sentido sur a norte, es común ver motociclistas usándolas, y con frecuencia llevan el uniforme de alguna empresa de vigilancia, lo que parece hacerlos pensar que tienen derecho a meter su moto en estas áreas vedadas para vehículos motorizados.

La autoridad también se debería preocupar por controlar el submundo de la inseguridad para los ciclistas por atracos, al igual que las contravías convertidas en rutas ‘normales’ por los motociclistas de la zona norte, que además de prescindir de los cascos y de embarcar hasta cuatro pasajeros en una moto, tienen una red vial informal inventada por ellos para evitar usar los retornos del mundo vial formal, quizá para ahorrar combustible, poniéndose ellos en grave peligro, al igual que a peatones y ciclistas.

También es normal ver a grupos pedaleando de a dos y tres por ancho sobre la carretera en el norte y en otras vías, obstaculizando el tráfico, pero sobre todo, poniéndose en grave peligro ellos mismos.

Es loable que el Tribunal Administrativo de Bolívar se ocupara de ponerle orden a la ciclorruta de Crespo, pero debería la autoridad ir mucho más allá y enfrentar la informalidad severa mencionada en tantas otras partes antes de que se vuelva inmanejable y se crezcan sus consecuencias fatales.

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