Editorial


Cómo vamos

“Para la administración Dau y para los cartageneros en general es una alerta inquietante que en el 46% de los aspectos evaluados desmejoramos, lo que (...)”.

EL UNIVERSAL

18 de septiembre de 2021 12:00 AM

Este jueves el programa Cartagena Cómo Vamos presentó el informe sobre calidad de vida en 2020 a partir de indicadores comparados desde 2015, con datos que nos llaman a todos los cartageneros a dar mucho más de lo que normalmente hacemos por esta amada ciudad.

Los datos revelan el impacto de la pandemia y una aproximación a la gestión durante el primer año de la administración ‘Salvemos Juntos a Cartagena’, para lo cual en el informe se agrupan cinco grandes temas que engloban los aspectos que integran la calidad de vida: activo de las personas, hábitat urbano, cultura y participación, desarrollo económico y buen gobierno.

Desclasificando el informe para extraer los datos más relevantes en este breve espacio, es claro que los indicadores no muestran avances en varios de los temas analizados, pero de entre estos los más preocupantes tienen que ver con el crecimiento de la pobreza y la desigualdad.

En efecto, en 2020 el 47,8% de nuestra población no contaba con al menos $360.187 al mes para acceder a alimentación, vivienda u otros bienes de primera necesidad, lo que equivale a más de 491 mil cartageneros, porcentaje que nos pone de primeros entre las cinco principales ciudades del país con mayor nivel de pobreza monetaria. Y en pobreza extrema registramos cuatro veces más; o sea, 129 mil cartageneros permanecieron bajo el sino de la miseria, pues no obtuvieron al menos $147.600 al mes para cubrir su alimentación.

También se confirma la mediocre educación que están recibiendo nuestros estudiantes en los colegios oficiales, quienes enfrentarán las mayores dificultades cuando se gradúen de bachilleres, con lo cual todo les será doblemente difícil en sus vidas, puesto que el 82% se encontraba en las categorías C y D, las más bajas de las pruebas Saber 11, en tanto que en este mismo nivel solo quedaron el 40% de los colegios privados, es decir, que se reduce casi a la mitad si se compara con los oficiales; por supuesto, esto es relativo a la calidad de la educación que se les imparte, pero tranquiliza que buena parte de ellos pase a educación superior y a instituciones de formación para el trabajo, y que solo uno de cada diez jóvenes que ingresa a la educación superior deserte es un excelente indicador. Hay mucho por hacer con rectores, docentes y Fecode para lograr más calidad educativa para nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

Para la administración Dau y para los cartageneros en general es una alerta inquietante que en el 46% de los aspectos evaluados desmejoramos, lo que muestra descarnadamente el impacto de la inestabilidad política de los últimos lustros, la apatía y división ciudadana, y el golpe impensable de la pandemia.

Hay muchos más problemas, pero importa ahora que nos pongamos de acuerdo en cuáles son las soluciones. Provocar un clima de entendimiento es lo más sustentable.

El alcalde, líder institucional de la ciudad, tiene la palabra.

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