Editorial


Cómo Vamos

“(...) la salud es el principal sector para monitorear debido a las deficiencias de infraestructura en la red pública primaria

EL UNIVERSAL

20 de mayo de 2020 12:00 AM

El lunes se presentaron los resultados de la encuesta anual del programa Cartagena Cómo Vamos, correspondiente a la vigencia 2019, de la cual ya comentamos en este espacio el renglón correspondiente a Seguridad Alimentaria.

En esta ocasión nos detendremos en otros aspectos de la encuesta, iniciando por el correspondiente a Educación, en que se revela una satisfacción del 86% en niños, niñas y jóvenes, promedio que está por encima de ciudades como Medellín y Bogotá, a pesar que en Cartagena se presentan bajo niveles de calidad educativa. Sería interesante que la Secretaría de Educación pudiera desagregar la encuesta para identificar a qué se debe tan alentadora percepción si los resultados de las pruebas, al menos en el sector público, nunca han sido halagüeñas, partiendo del supuesto de que no menos del 63% de los estudiantes en la ciudad asisten a establecimientos educativos públicos.

En cuanto a salud, preocupa el tiempo que al menos el 17% de usuarios del sistema deben esperar para ser atendidos, pues corresponde a un promedio de 30 días. El nuevo director del Dadis y el de la ESE Cartagena tienen un reto enorme no sólo para reducir esos términos, sino también para elevar el porcentaje de cartageneros que se sienten satisfechos con el servicio, que en 2019 fue de un aceptable 65%.

En vivienda y servicios públicos alienta conocer que el 65% de los cartageneros tiene vivienda propia. El esfuerzo entonces estará centrado en incrementar el número de subsidios para la adquisición de vivienda de interés social, incluida también la financiación de la cuota inicial.

Habrá que poner mayor empeño en subir la cobertura del servicio de internet, pues mientras las de servicios como agua, alcantarillado, energía y gas se encuentran entre el 94 y el 100 por ciento, la de internet sólo al 74, lo cual es grave habida cuenta de las exigencias de comunicación virtual por causa de la pandemia, especialmente a los estudiantes de colegios y universidades.

Si ya esos retos son apremiantes en épocas normales, con la inesperada circunstancia que estamos viviendo, los sectores mencionados requieren de nuevas visiones para adaptarse a las realidades de la COVID-19 como un elemento altamente perturbador de todas esas actividades esenciales.

Sobre educación, por ejemplo, especial seguimiento habrá que hacerles a las clases impartidas virtualmente para que no decaiga la calidad educativa, propiciando mejores ambientes de aprendizaje en casa, y aguzando la capacidad de detectar los casos de violencia a menores.

En cuanto a vivienda, los nuevos diseños deberán considerar mejoras para hacer más llevadero el confinamiento familiar debido a la COVID-19.

Pero, de todos los renglones mencionados, la salud es el principal sector para monitorear debido a las deficiencias de infraestructura en la red pública primaria, así como en la inadecuada dotación al personal que continuará exponiendo su integridad para arrebatarle vidas al virus.

Y estas consideraciones cobran aún más fuerza con el anuncio de la prolongación de la cuarentena.

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