Editorial


Cuidar las aves es cuidar al hombre

La Colombia Birdfair 2018, o Feria de aves 2018, se celebra en Cali durante tres días, desde el 16 hasta el 18 de febrero, en una programación que incluye conferencias de conocedores, pero también salidas de campo durante los tres días.

Y como novedad, también hay un experto de Inglaterra en observar aves urbanas, muchas de las cuales viven y procrean en las grandes ciudades, a veces cambiando radicalmente sus hábitos originales del monte, en una adaptación a la urbanización de grandes áreas de su territorio.

Miles McMullan, coautor de la Guía de las aves de Colombia (Field Guide to the Birds of Colombia), junto con Thomas Donegan, también es uno de los conferencistas de esta excelente feria de aves. Su libro, en el que también colaboraron Alonso Quevedo, Trevor Ellery y Avery Bartels, tiene más de 360 páginas llenas de aves y sus descripciones, además de sus hábitats en los distintos lugares del país.

Colombia es el país con más especies de aves en el mundo, pasando de 1900, y fomentar su avistamiento en el extranjero, como ya lo hace el Gobierno y una parte aún demasiado pequeña del sector privado turístico, es una medida inteligente, no solo porque hacerlo es un buen negocio, sino porque al serlo, impulsa a la gente a cuidar las aves silvestres, lo que por supuesto implica cuidar la naturaleza del país en la que viven, y de cuidarla depende la sobrevivencia no solo de las aves, sino del hombre. Es una situación de ‘gana gana’ clarísima.

Cartagena debería estar a la vanguardia del pajareo nacional, lo que impulsaría a preservar nuestros ecosistemas lagunares, y sería mucho mejor negocio cuidar los manglares y demás vegetación de la zona, que destruirla mediante invasiones con rellenos grotescos de las orillas de nuestros cuerpos de agua, como ocurre todos los días ante los ojos indolentes de las autoridades.

Cartagena tiene un privilegio enorme, y es tener aquí al Aviario Nacional, que hoy está cumpliendo dos años de existencia, en la isla de Barú. Es no solo el sitio idóneo e ideal para reproducir aves en peligro de extinción, sino para sensibilizar a los niños de nuestros colegios acerca de la naturaleza, y de la importancia de cuidarla como manera de cuidarnos a nosotros mismos. En cualquier otra ciudad, el aviario sería considerado un tesoro, y es necesario que aquí lo comencemos a tomar como tal.

Ojalá que el sector educativo descubra el valor de educar a los niños para cuidar la naturaleza, y que las escuelas públicas y privadas aprovechen este recurso que es el aviario. Ver pájaros es uno de los mejores negocios del mundo porque promueve la ecología y mejora así los chances de supervivencia del hombre.

 


 

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