Editorial


El Dique con luz verde

Llama la atención que a pesar de que se ha hablado muchísimo del Canal del Dique, se entiendan tan poco las cosas que hay que hacerle.

En primer lugar está salvaguardar la vida humana de los habitantes de los pueblos en las riberas del Dique (de Atlántico y Bolívar) y las islas y caños no visibles desde las orillas, a los que las crecientes tienen en peligro y zozobra permanente, como hemos visto en años recientes, especialmente en 2010 y 2011, cuando dos fenómenos de La Niña consecutivos hundieron a muchas poblaciones, obligando a sus habitantes a vivir durante meses en cambuches y otras viviendas precarias cerca de sus casas bajo agua, para cuidar que no fueran desarmadas y saqueadas.

En segundo lugar está la sedimentación de la bahía de Cartagena, ya que el delta del Dique, que crece todos los días y avanza hacia Tierrabomba, cerraría el canal navegable en 8 años si no se hace algo de inmediato. En vez de ser el mejor puerto de Colombia, el más profundo y resguardado, pasaría a ser uno fallido.

Y en último lugar, sin que por esto se le quite importancia, está la navegabilidad del Canal del Dique, que aunque es esencial para la competitividad de Cartagena, no lo es tanto como salvar primero su bahía.

Afortunadamente las dos esclusas proyectadas, una en Calamar y otra en Puerto Badel, tendrán el doble efecto de cortar la sedimentación de la bahía de Cartagena, de las islas del Rosario, de los cuerpos de agua aledaños al Dique y de la bahía de Barbacoas; y de hacer navegable al Dique. La primera impedirá que entren sedimentos al sistema del Dique, y la segunda evitará que entre la cuña salina dique arriba desde las bahías de Cartagena y Barbacoas, lo que pondría en peligro el suministro de agua potable de Cartagena si el mar llegara a la estación de bombeo de Conejos, por donde Acuacar llena las ciénagas de Bohórquez, Juan Gómez y Dolores con 20 millones de metros cúbicos para surtir a Cartagena de agua para potabilizar.

La aprobación presidencial dada al proyecto de las esclusas y obras complementarias (cuesta 2 billones de pesos) es un logro importantísimo y en 6 meses debe estar lista la estructuración financiera, porque ya todos los planos están terminados al detalle. Se le abona al presidente Santos haberse puesto la camiseta del Dique para beneficio de las gentes de Bolívar y del Atlántico, y para salvar el patrimonio acuático, ambiental y portuario de Cartagena y sus alrededores.

 

 

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