Editorial


El Dique, más allá de las esclusas

EL UNIVERSAL

14 de octubre de 2017 01:24 AM

Ayer la Cámara de Comercio de Cartagena, entidad en donde se realizó el ya tradicional comité de seguimiento de las obras del Canal del Dique, en este caso particular las de mitigación para proteger a los pueblos ribereños (350 mil millones de pesos), divulgó que “estas ya van en un 70% y se visiona que a diciembre del presente año lleguen a un 90%”, según aseguró el gerente del Fondo Adaptación, Iván Mustafá, al tiempo que enfatizó que para que estas obras avancen tienen que tener el apoyo de la comunidad. Aunque no lo dijo explícitamente, estaría pensando en el exabrupto de algunos gamboteros, cuyas casas deben desaparecer para hacer las obras de protección de Gambote, y pretenden que el Fondo Adaptación se las pague en dinero y no en especie, lo cual es ilegal para la entidad.

La presidenta de la Cámara de Comercio resaltó la efectividad del trabajo conjunto entre la Gobernación de Bolívar y el Fondo Adaptación, el que ha permitido el avance de estas obras y de las que se aproximan con las esclusas en Calamar y sus obras complementarias para que el Dique deje de contaminar y sedimentar el canal de entrada a la bahía de Cartagena, los cuerpos de agua aledaños y las islas del Rosario y de San_Bernardo.
El contralor Delegado para la Participación Ciudadana, Julio Andrés Ossa, informó que la Contraloría visitó todas las obras “y le hizo anotaciones muy concretas al Fondo de Adaptación”.

Iván Mustafá también remarcó  que las esclusas y sus obras complementarias, que costarán dos billones de pesos, “repercutirán de gran manera en la descontaminación de la Bahía de Cartagena (...)”

No hay que olvidar que las obras grandes en el Dique son principalmente para eliminar las consecuencias de la sedimentación antes mencionada, y que la navegabilidad, también importante, vendrá por añadidura, y además, el Dique tendrá un gran interés turístico.

Pero necesitamos pensar más allá de todo lo anterior, como por ejemplo, no contentarnos con que algunas de las aguas de las 8 mil hectáreas de la bahía se vean cristalinas, sino elaborar un programa para dragar y remover los sedimentos aportados por el Dique durante décadas en ciertos sitios de la bahía y ‘resembrar’ allí colonias de coral. Restaurar los ecosistemas tiene que ser el paso siguiente en sitios estratégicos, con lo que además se ganaría profundidad para las actividades marítimas.

El fin de los sedimentos tiene que ser el principio del renacimiento de la bahía y del PNN Corales del Rosario y San Bernardo.

 


 

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