Este miércoles, ante cerca de 14 mil indígenas que arribaron a Bogotá desde diferentes regiones, a los que se sumaron sindicalistas, trabajadores, estudiantes y colectivos representativos de más de 50 organizaciones sociales del país, el presidente Gustavo Petro ofreció un discurso que consumó las marchas pacíficas convocadas desde su despacho, para apoyar las propuestas y reformas planteadas por el Gobierno.
El presidente, esta vez en tono conciliador, procuró conectar a todos los sectores alrededor de los proyectos que hacen trámite legislativo, dirigidos, según sus palabras, a alcanzar la paz y la justicia social, señalando al menos uno nuevo, de reforma a los servicios públicos, alegando que, bajo el modelo actual, los usuarios carecen de derechos porque “las tarifas se colocan en virtud de la rentabilidad de unos cuantos empresarios”.
Otros temas destacados se refirieron a mensajes a sus opositores, proponiéndoles a los “expresidentes, gremios económicos, los más ricos del país, partidos políticos, fuerzas sociales..., a que hablemos de verdad, educación y tierra, como base fundamental de la paz”; y que el Gobierno llegará a donde sea y hasta donde el pueblo diga.
Nuevamente se refirió a su objetivo de lograr conectar a todos los sectores por un Gran Acuerdo Nacional, que vuelve a lanzar y que los colombianos esperan que esta vez sí incluya de verdad a todos los sectores sociales.
Del discurso pueden hacerse diversas acotaciones, iniciando con el proyecto de reforma de los servicios públicos domiciliarios, cuyo texto aún no se conoce, respecto del cual la Costa Caribe espera que traiga la modificación al Régimen Especial Tarifario que fue aprobado en el gobierno anterior, singularmente para que se libre a los usuarios del pago de las pérdidas no técnicas, que son la principal causa del encarecimiento del recibo mensual de energía. Sin eso, para los costeños carecería de interés el referido proyecto.
Y en cuanto a las reformas pensional y de salud, aterra que supongan retornar a los tiempos del nefando ISS o a tener que pedirles recomendación a los políticos para que el nuevo sistema atienda a los pacientes.
Igualmente, el presidente no debería desatender las inquietudes y temores que le formulan o expresan desde sectores con los que no se siente cómodo. A pesar de que en el discurso afirmó que en las encuestas que hace el Gobierno su imagen es favorable como para, hoy, volver a ganar las elecciones, resultados de encuestadoras a las que antes les ha otorgado credibilidad, le contradicen. Anima su alegación en cuanto a que la paz es que “la sociedad colombiana pueda encontrarse y dialogar entre sí, encontrar los destinos comunes, los bienes comunes y las acciones comunes para que Colombia sea una nación grande”. Solo falta que en sus próximos discursos sea fiel a esa línea conciliadora.
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