Editorial


Espacio privatizado

EL UNIVERSAL

18 de noviembre de 2018 12:04 AM

Cuando se habla de controlar el espacio público surgen imágenes mentales de los espacios ocupados irregularmente en arterias emblemáticas de Cartagena, como la avenida del Lago, la que periódicamente es desocupada solo para retornar poco a poco a su estado ilegal, cuando el tránsito por esta vía importantísima se reduce escasamente a una calzada. Gran parte del problema aquí no solo son los mesones con distintos artículos que ocupan la vía, sino los vehículos que paran a descargar mercancía o a comprarla, incrementando el espacio inutilizado. La Policía acaba de hacer operativos allí y esperamos que esta vez sí puedan mantener la vía desocupada.

Otra ocupación notoriamente abusiva del espacio público es la que ocurre en el Corredor de Carga, porque ya no se puede usar su otro nombre, el Corredor de Acceso Rápido, ya que las calzadas por las que tienen que pagar peajes todos los usuarios son el área de maniobras de muchos de los patios de contenedores. De esto hemos hablado aquí hace años y aparte de empeorarse el problema, nada más ha pasado. Las tractomulas son las dueñas del sector y sus conductores hacen lo que se les da la gana. Nos parece maravillosa la actividad exitosa de comercio exterior que ocasiona el incremento de esta actividad, pero deplorable que se burlen de esa manera de la ciudadanía, y de paso, dejan a las autoridades en entredicho, bien sea por su conducta omisiva, o por comportamientos peores que algunas personas sugieren están ocurriendo tras bambalinas.

Es indispensable que las autoridades aborden este problema abiertamente para encontrarle una solución satisfactoria para la ciudadanía y también para la actividad comercial del país, de Bolívar y de Cartagena. Lo imperdonable sería no hacer nada y dejar que la movilidad y la vía, que la llenan de barro las tractomulas, se sigan deteriorando.

También hay otro fenómeno común en la ciudad, que es atravesar cadenas en las áreas públicas de parqueos frente a casas y edificios en los distintos barrios residenciales de todos los estratos, negándoles los espacios a ciertos ciudadanos pero permitiéndoselos a otros que sienten tener más derecho a ellos, y a veces hasta puede ser así, pero no se puede privatizar la propiedad comunitaria en ningún caso. Esta apropiación indebida es el reflejo de la falta de espacio público para parquear, por lo que el Distrito debería tener ya una política para estimular la construcción de edificios de parqueo en diversos sitios de la ciudad, además de acelerar la implementación de Transcaribe en todas partes, para incentivar a mucha gente a dejar su carros en casa al tener un transporte digno y eficiente. Cobrar el Distrito por parquear en las calles también ayudaría a ordenar estos malos usos de las vías.

Ojalá que el Distrito encuentre el tiempo para ocuparse mejor de estos asuntos que afectan gravemente a toda la comunidad, pero también al erario de manera directa.

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