Editorial


La inseguridad

La inseguridad se ha tomado las calles de los principales barrios de Cartagena, y la comunidad está desesperada porque han aumentado los robos a residencias y los atracos, y aunque también han aumentado las capturas, estas no han logrado reducir la sensación entre la gente de que sus vidas corren peligro diariamente cada vez que están fuera de sus casas y aún dentro de ellas.

Además, los estrados judiciales se encargan de dejar libres a aquellos que son detenidos, porque no se cumplieron las normas formales y la ciudadanía tiene la creencia de que es inútil denunciar y sus vidas quedan en riesgo para siempre. La solución a este problema debe ser integral y debe existir la colaboración del Gobierno nacional, pues muchos de los asesinatos o las lesiones se deben a venganzas de grupos criminales, que operan en el país.

Recientemente, los mototaxistas de la ciudad se mostraron preocupados por el rumor de que el Distrito restringiría el parrillero masculino en toda la ciudad. La idea era mejorar la movilidad y bajar los índices de delincuencia, pero la Alcaldía, a través de su secretario del Interior, desmintió la medida.

Eso tranquiliza a los mototaxistas y preocupa a quienes creen que la inseguridad generalmente viaja en moto, de manera que cuando se les impide transitar, disminuyen los asaltos, robos, atracos y asesinatos. Por ahora, la prohibición del parrillero rige únicamente en Manga, Pie de La Popa, El Cabrero, Bocagrande, Crespo, El Laguito y Castillogrande. Y todo indica que la Alcaldía no está pensando en extender esa medida a otros barrios, pese a que mucha gente está de acuerdo con la prohibición del parrillero en toda la ciudad.

En un sondeo realizado por este medio más de la mitad de los consultados está de acuerdo con la medida, mientras los restantes quieren que la restricción solo cobije a los sectores donde se está aplicando.

“No es restringir un todo el tema de los parrilleros, es tomar medidas para controlar el crecimiento tan abrupto de mototaxis en la ciudad, sería mejor que a quienes tengan motos se les exija un documento donde se registre y que solo puedan transportar  personas de su núcleo familiar, como ya se ha hecho en otras ciudades”, manifestó Rosa Leclerck, una ciudadana que fue consultada por este periódico.

De todas maneras, la inseguridad es asunto de todos y todos debemos colaborar para que la ciudad no caiga en sus garras.

Debemos denunciar los delitos y por muy alta que sea la tentación, evitemos tomar la justicia en nuestras propias manos.

Como lo dijimos en nuestro editorial del 25 de febrero, las ayudas tecnológicas como las 609 cámaras de seguridad proporcionadas por el Gobierno nacional, son invaluables. Pero es necesario también que los patrullajes de la policía en todas las calles aumenten.

 

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