Editorial


La inseguridad en Barú y demás islas

EL UNIVERSAL

26 de mayo de 2017 12:00 AM

Antier hubo una reunión en Barú para hablar de la inseguridad en la isla. Asistieron el contralmirante Evelio Ramírez, comandante de la Armada en Cartagena; entidades del Distrito; la Infantería de Marina; Guardacostas; Gaula; Policía;  restauranteros y hoteleros de Barú; entre otros.

Como es bien sabido, recientemente un hotel en esa isla con huéspedes extranjeros fue atracado, además de haber hurtos permanentes en casas privadas y diferentes clases de anomalías que tienen a los residentes y visitantes muy alarmados.

Este hurto tuvo el agravante de que cuando la policía fue a detener a un sospechoso de participar en este, un sector de la población de Barú agredió a los agentes e impidió que fuera arrestado el presunto atracador. Además de que haya quien defienda a la delincuencia en Barú, seguramente su parentela y la gente más allegada, con seguridad una minoría de sus habitantes, se cree que de todos modos toda la comunidad conoce bien a los bandidos más notables de la isla y sus actividades, pero les da mucho miedo denunciarlos a pesar de que también son víctimas de sus andanzas, abusos e ilegalidades.

La reunión arrojó varias conclusiones generales, como que el cuartelilllo de la Policía es inadecuado para albergar bien a los agentes necesarios, que el microtráfico envenena a los jóvenes y a la vida de la isla, que se deben hacer más patrullajes y sobre todo, que si la comunidad no comienza a denunciar a los delincuentes, esta problemática nunca tendrá solución. Por lo pronto quedó una alianza entre las autoridades y los prestadores de servicios turísticos que se comunicarán por grupos de chat, pero por supuesto falta ganarse la confianza de la comunidad para que esta sea el eje de la estrategia de seguridad.

También están en riesgo casas privadas de veraneo y para fines de semana en Barú y en las islas del Rosario cuyos propietarios van poco, convirtiéndolas en blancos de la delincuencia, no solo para robar en ellas, sino para usarlas de caletas de drogas, armas o para cualquier otra actividad ilegal, incluyendo albergar delincuentes.

Esta reunión en Barú debería entonces ser la primera de muchas y deberían desarrollarse estrategias sólidas para que la inseguridad no termine  adueñándose de estos lugares, hecho fatal para los dueños de negocios y propiedades, pero sobre todo para los habitantes locales porque se disminuirán las posibilidades de crear empleo formal y de desarrollar un turismo sostenible indispensable para la salud económica de Barú y muchas de las demás áreas insulares.

 


 

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