Editorial


Libertad religiosa

“Interesante que Cartagena ya cuente con el Comité Intersectorial de Libertad Religiosa”

Interesante que Cartagena ya cuente con el Comité Intersectorial de Libertad Religiosa, que el pasado 15 de diciembre celebró su primera reunión –virtual– a la cual fueron convocadas más de 100 iglesias de distintos credos, confesiones y creencias en la ciudad.

Y es interesante porque justamente en estos tiempos la tendencia es a que ocurra todo lo contrario. El laicismo extremo, que es ya lo más parecido a otra religión, ha sucumbido a la tentación de pretender erradicar de la realidad social y la vida pública, el ejercicio legítimo de la religiosidad, al punto que parece que se convirtió en todo un apotegma erigir en causas ideológicas cualquier postulado que contraríe valores fundantes de las creencias religiosas.

El hecho de que en el Distrito sea importante reconocer el valor que tienen las organizaciones de creyentes como actores que aportan a la sociedad en diversas acciones humanitarias, de emprendimiento, servicio social, y su contribución en la dimensión ética y espiritual tanto a sus fieles como a terceros, lo que la hace una ciudad diversa en creencias y prácticas religiosas; y de lo esencial que resulta para los sistemas democráticos garantizar el derecho que tienen todos los individuos a ser respetados y valorados, sin distinción de sus creencias es una buena expresión de la vocación democrática de Cartagena.

Por fortuna, en nuestro medio no son usuales los ataques a las libertades de conciencia y de creencias religiosas; de hecho, los gobiernos han sido regularmente respetuosos del ejercicio de tales derechos fundamentales; pero son innegables las campañas, sobre todo las promovidas desde Europa, para arrinconar las manifestaciones públicas de religiosidad, al punto que por aquellos lares lo público se considera como un espacio incompatible con la práctica de la fe, aún desde los ámbitos escolares, donde resulta un “pecado mortal” transmitir mensajes desde cualquiera de las religiones, con lo cual solo las familias acomodadas pueden pagar escuelas privadas para sus privilegiados hijos, donde tienen la opción de recibir educación sin esas restricciones.

Resulta paradójico que, en aquellas naciones del primer mundo en las que la fe se ha arrinconado hacia los espacios íntimos, pues no son bien vistas las expresiones de religiosidad en sitios y bienes públicos, se padezca de una radicalización religiosa, sobre todo del terrorismo islamista, que tiene en ascuas por igual a franceses, ingleses, alemanes o belgas. Por estos lares no tenemos, por ahora, esos problemas, y figuras jurídicas como el Comité recién instalado pueden contribuir a que no lleguemos a aquellos niveles de desconcierto.

La junta directiva del Comité liderará la formulación de la política pública que se someterá a la aprobación del Concejo. Es un buen punto de partida para la promoción de la no discriminación por razón de las creencias que se profesen.

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