El Mundial de Patinaje en Bélgica ha sido dominado por Colombia de cabo a rabo, con 31 medallas de oro, 17 de plata y 2 de bronce, para un total de 50 hasta ayer, faltando hoy los maratones femeninos y masculinos. Italia le sigue a Colombia con un total de 20 medallas, 4 de oro, 6 de plata y 10 de bronce.
Después siguen con mucha menor medallería China (Taipei), con 11; Bélgica (8); Francia (9); Venezuela (6); Nueva Zelanda (1); China (6); Alemania (5); Corea del Sur (6); Chile (3); Estados Unidos de América (3); Países Bajos (2); y España (1) es el último país en la lista de las medallas.
El triunfo de Colombia en este mundial no solo es rotundo, sino que grandes potencias del deporte mundial como China y Estados Unidos obtuvieron resultados pobrísimos hasta ayer.
No dudamos de que muchos países se sacudirán para mejorar sus programas y tratar de ganarle a Colombia en las próximas competencias.
Si la anterior es una gran noticia para el país, lo es aún más para Bolívar y para Cartagena, de donde son oriundos los 8 grandes triunfadores del equipo colombiano y los responsables de 13 medallas de oro de las 31 ganadas por el equipo hasta ayer. No está de más anotar que Pedro Causil, un cartagenero que compite por Antioquia y que quizá no demore el gobernador Gossaín en repatriarlo también si acaso los paisas se lo dejan quitar, ganó una medalla de oro.
El triunfo de los patinadores, junto con el de los ciclistas y de la atleta Caterine Ibargüen hace poco, es una bocanada de aire fresco y de optimismo para la autoestima de un país acostumbrado a perder en casi todo, con una imagen negativa y fragmentada de sí mismo.
En el caso de Bolívar y de Cartagena esto es aún más cierto y habría que indagar a qué se debe nuestra ya larga fortaleza en patinaje y también si las condiciones que la permiten pueden ser replicadas para otras actividades.
Sabemos que nuestros patinadores se hacen a través de las distintas ligas en los barrios, sostenidas anímica y económicamente por los padres de familia, que llevan a sus hijos a patinar casi que desde que aprenden a caminar y que los impulsan durante toda su evolución deportiva, que implica disciplina y sacrificios. Patinar en serio, como cualquier otro deporte competitivo, es un apostolado con el esfuerzo de todo el grupo familiar.
También sabemos que ha habido apoyo estatal con altos y bajos, tanto del Distrito como del Departamento, que en esta administración ha hecho un esfuerzo mucho mayor que sus predecesores.
Cartagena no tiene demasiados motivos para tener una autoestima alta, así que para mejorarla, vale la pena tratar de seguir impulsando este y los demás deportes desde las entidades estatales, especialmente desde el Concejo y la Alcaldía.
Un paso inmediato sería el de construir una nueva pista de patinaje con todas las de la ley y además tratar de rescatar la pequeña del Parque del Centenario, proscrita por Mincultura, porque la necesitamos, porque allí nació todo este movimiento y sobre todo, porque a los cartageneros nos da la gana tenerla por encima de la dictadura centralista. Pilas, alcalde.
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