Editorial


Playetas ‘parqueada’

El pedraplén de Playetas llevaba ayer 15 días parado porque, según una fuente reservada de El Universal, la directora local de Parques Nacionales, Stefany Pawells, teniente de navío activa de la Armada, mandó a detener los trabajos. La razón que dio la funcionaria, según la fuente mencionada, es que la licencia ambiental solo contempla construir las obras completas y no la solución parcial que es el pedraplén, y que permitir que las obras continúen podría acarrearle sanciones a la funcionaria. Parte de su argumento es que habría que coleccionar y relocalizar todas las especies del fondo en el ámbito del diseño total de la vía a Barú, y solo se ha hecho, para ganar tiempo, con el área ocupada (y que ocupará) el pedraplén que se está construyendo. Aunque creemos en esta versión por la seriedad de la fuente, no la pudimos confirmar porque no hubo manera de hablar con la funcionaria local de Parques Nacionales, dado que no ha respondido al teléfono las veces que la han llamado los periodistas de El Universal para este asunto y para otros anteriores. Estamos, por supuesto, a sus órdenes para difundir su versión cuando lo crea conveniente.

Los lectores recordarán que la vía a Barú por Playetas tendrá un ancho mucho mayor al del pedraplén de hoy, y que se optó por construir este primero, que será integrado a la solución final, como forma de garantizar la protección de la costa de Barú de la erosión, y como manera de que los habitantes del pueblo de Punta de Barú pudieran estar integrados a Cartagena para sus distintas necesidades, incluyendo las de salud pública y las de poder comprar sus víveres sin los sobrecostos de hoy.

Sabemos también que el gobernador de Bolívar, que se convirtió en el padrino de esta obra indispensable para Barú y sus habitantes hasta el punto de que la Gobernación de Bolívar financió el pedraplén, ha hecho innumerables gestiones ante las autoridades de Bogotá para poder reiniciar las obras, y aunque le han hecho promesas, hasta ayer no había aparecido la autorización formal para que los trabajos se reinicien.

No podemos subestimar las razones de la teniente Pawells para suspender las obras, decisión que con seguridad tomó luego de consultar abogados expertos, pero los resultados, aunque la deben proteger a ella, a lo que tiene derecho, van en contra del sentido común.

Esas son las paradojas de la burocracia y de la tramitomanía, porque mientras a los funcionarios del orden central se les da la gana de atender el problema desde Bogotá, el mar podría cortar a la isla de Barú en dos, el cual sería, ese sí, un desastre ambiental mucho mayor a cualquier otro y derrotaría el objetivo de la legislación ambiental, que es proteger los recursos naturales, que hasta tanto no continúen las obras no solo están desprotegidos, sino en grave riesgo.

Ojalá que despierte el sentido común de quienes deben autorizar que las obras sigan para beneficio del medio ambiente de Barú y de sus habitantes. Mientras tanto, Playetas quedó ‘parqueada’ por Parques, y la isla, a mereced de los elementos.

“(...) el mar podría cortar a la isla de Barú en dos, el cual sería, ese sí, un desastre ambiental mucho mayor a cualquier otro y derrotaría el objetivo de la legislación ambiental, que es proteger los recursos naturales (...)”

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